Una multitud de 700 fieles con lágrimas en los ojos asistió a la Misa dominical del 20 de agosto, frente a una iglesia calcinada por una turba islamista recientemente en Pakistán, rodeada de grandes medidas de seguridad. El obispo de Faisalabad, Indrias Rehmat, presidió la Eucaristía celebrada en las calles de Jaranwala, el miércoles 16 de agosto, donde miles de fieles tuvieron que huir por ser atacadas.
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«La mayoría de la gente estaba llorando en Misa. Fue un momento muy doloroso, pero una oportunidad para compartir con los demás nuestro dolor por la pérdida y nuestra tristeza», precisó a Ayuda a la Iglesia Necesitada un líder de la comunidad cristiana, cuyo nombre no se revela por motivos de seguridad, al referirse a la celebración eucarística en el exterior de la iglesia católica de San Pablo. Aunque más de 30 policías, incluidas fuerzas de élite, estaban presentes, estaba presente el miedo entre los asistentes a la Misa.
El contacto de la fundación pontificia se refirió a la situación que vivieron. «Mientras llegábamos, había ahí musulmanes locales que nos miraban fijamente y con caras de enfado. Empezaron a insultarnos y a usar un lenguaje vejatorio», aseveró. Hasta 24 iglesias, cientos de hogares y un cementerio cristianos fueron los objetivos de un ataque desencadenado por la presunta profanación del Corán por parte de 2 cristianos, el cual fue una de las peores persecuciones sufridas en Pakistán en toda una generación.
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