Los monjes del monasterio de Stella Maris en el Monte Carmelo blindaron su entrada por el acoso que padecen de judíos ultra, después que un grupo invadió recientemente la casa carmelita, lo que evidencia el empeoramiento de las condiciones de los cristianos en Tierra Santa. El presidente israelí, Isaac Herzog, junto con su esposa y una delegación, visitaron el miércoles 9 de agosto el monasterio en Haifa, el cual fue objeto de actos vandálicos.
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Suscríbase al boletín de VenL«Entiendo que esto es para mantener alejados a los extremistas que no queremos, pero el problema es que la reja también aleja a la comunidad. Para nosotros cristianos, este es un lugar santo muy popular para todas las confesiones. Nosotros venimos aquí frecuentemente como familia», afirmó Rania Lahem, de 47 años, miembro de la comunidad cristiana de Haifa. Hubo intentos recientes para declarar el monasterio carmelita como lugar sagrado para los judíos y fue ese el motivo que llevó a los religiosos a instalar por primera vez rejas metálicas alrededor de la entrada de la edificación.
El monasterio ubicado en el Monte Carmelo en Haifa, Israel, frente al mar, fue un lugar de peregrinación y también muy frecuentado por turistas. A comienzos de mayo pasado, miembros de la secta judía ultra Breslov comenzaron a llegar al monasterio, reclamándolo como lugar santo judío y de sepultura del profeta Eliseo, sucesor del profeta Elías, ambos venerados por el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. Wadie Abunassar, coordinador del Holy Land Christian Forum, indicó que no se encontraron restos arqueológicos que sustenten sus reclamos.
«Estar aquí cuando —los miembros de la secta— están aquí, es aterrador. Nosotros no somos una comunidad violenta. ¿Por qué usan esos medios contra nosotros? Nosotros no vamos a atacar sinagogas. Es muy triste para nosotros, porque Haifa no es así… nos respetamos unos a otros. Pero esto es parte del ambiente de lo que está sucediendo en el país, parte de lo que —el Ministro de Seguridad Nacional— Itamar Ben-Gvir está tratando de hacer con los árabes aquí», aseveró Lahem. «Necesitamos ser respetados», indicó el padre Jean Joseph Bergara, abad del monasterio.
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