Francisco reiteró que «merece la pena invertirlo todo en Cristo», el domingo 30 de julio, antes del rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, al comentar el evangelio del día de San Mateo, particularmente la parábola del Señor que trata del «comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».
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«¿Cuál es esa perla por la que se puede renunciar a todo, de la que nos habla el Señor?¡Es Él mismo, Jesús! Él es la perla preciosa de la vida, que hay que buscar, encontrar y hacer propia. Merece la pena invertirlo todo en Él, porque, cuando uno encuentra a Cristo, la vida cambia», aseguró el Pontífice, al indicar que el de la parábola es un comerciante prudente, que «tiene ojo» y sabe reconocer una perla de gran valor; el sabe «discernir» la perla.
Explicó que «esto también es un aprendizaje para nosotros: cada día, en casa, en la calle, en el trabajo, de vacaciones, tenemos la oportunidad de vislumbrar el bien». «¡No perdamos tiempo y libertad en cosas triviales, pasatiempos que nos dejan vacíos por dentro, mientras la vida nos ofrece cada día la perla preciosa del encuentro con Dios y con los demás! Es necesario saber reconocerla: discernir para encontrarla», ratificó el Pontífice.
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