TEMA 14: EL ESPÍRITU SANTO Y SU ACCIÓN EN LA IGLESIA.
Continuación de Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Por Juan María Gallardo.
El Espíritu Santo
En la Sagrada Escritura, el Espíritu Santo es llamado con distintos nombres: Don, Señor, Espíritu de Dios, Espíritu de Verdad y Paráclito, entre otros. Cada una de estas palabras nos indica algo de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es «Don», porque el Padre y el Hijo nos lo dan: el Espíritu ha venido a habitar en nuestros corazones (Gal 4,6), Él vino para quedarse siempre con los hombres. Además, de Él proceden todas las gracias y dones, la mayor de las cuales es la vida eterna con las demás Personas divinas. En Él tenemos acceso al Padre por el Hijo.
Presentación de tema 14: El Espíritu Santo y su acción en la Iglesia
El Espíritu es «Señor» y «Espíritu de Dios», que en la Sagrada Escritura son nombres que se atribuyen sólo a Dios, porque es Dios con el Padre y el Hijo. Es «Espíritu de Verdad» porque nos enseña todo lo que Cristo nos ha revelado, porque guía y mantiene la Iglesia en la verdad. Es el «otro» Paráclito —Consolador, Abogado— prometido por Cristo, que es el primer Paráclito. El texto griego dice «otro» Paráclito y no un paráclito «distinto» para señalar la comunión y continuidad entre Cristo y el Espíritu.
En el Símbolo Niceno-Constantinopolitano rezamos: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas». En esta frase los Padres del Concilio de Constantinopla (a. 381) quisieron poner algunas de las expresiones bíblicas con las que se llamaba al Espíritu. Al decir que es «dador de vida» se referían al don que Dios hace de la vida divina al hombre. Por ser Señor y dador de vida, es Dios y recibe la misma adoración que las otras dos Personas divinas y la recibe con ellas. Al final de la frase han querido señalar la misión del Espíritu: habló por los profetas. Los profetas son aquellos que hablaron en nombre de Dios movidos por el Espíritu. La obra reveladora del Espíritu en las profecías del Antiguo Testamento encuentra su plenitud en el misterio de Jesucristo, la Palabra definitiva de Dios.
«Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que brota del corazón traspasado de Cristo y sacia la sed de los bautizados; la unción con el óleo, que es signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de manos, por la cual se nos da el Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece en Él».
Su acción en la Iglesia
El Espíritu Santo actúa siempre con Cristo, desde Cristo, y conformando a los cristianos con Cristo. Su acción se realiza en la Iglesia por medio de los sacramentos. En ellos Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y les ofrece la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu Santo también actúa dando gracias especiales a algunos cristianos para el bien de toda la Iglesia, y es el Maestro, recordando a todos los cristianos aquello que Cristo ha revelado (Jn 14,25s). Cristo y el Espíritu son «las dos manos de Dios», las dos misiones de donde ha salido la Iglesia (San Ireneo de Lyon).
«El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia; como Espíritu de Amor, devuelve a los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den ‘el fruto del Espíritu’ (Gal 5,22)».
Cuando decimos en el Credo que «creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica», estamos afirmando que creemos en el Espíritu Santo que actúa en la Iglesia, santificándola, edificándola según la medida de Cristo, animándola a realizar la misión que tiene confiada. Aunque la expresión literal en las lenguas vernáculas parezca afirmar que el acto de fe está dirigido hacia la Iglesia, no es así en la lengua latina. El acto de fe se dirige a Dios y no a las obras de Dios. La Iglesia es una obra de Dios, y en el credo afirmamos creer que ella es una obra de Dios.
Fragmento del texto original de Tema 14: El Espíritu Santo y su acción en la Iglesia.
- (1) Libro electrónico «Síntesis de la fe católica», que aborda algunas de las principales verdades de la fe. Son textos preparados por teólogos y canonistas con un enfoque primordialmente catequético, que remiten a la Sagrada Escritura, el Catecismo de la Iglesia Católica, las enseñanzas de los Padres y el Magisterio.
TEMA 14: EL ESPÍRITU SANTO Y SU ACCIÓN EN LA IGLESIA.
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