Francisco indicó que «entre la voluntad de Dios y la libertad del hombre vive la vocación», en el mensaje que emitió para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el domingo 30 de abril. El Pontífice animó a reflexionar este año sobre la idea de que la vocación es gracia y misión, dado que «es un don gratuito y, al mismo tiempo, es un compromiso a ponerse en camino, a salir, para llevar el Evangelio».
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Suscríbase al boletín de VenLEl Papa sostuvo que el origen de toda vocación es el amor, lo que recuerda a través de las palabras de san Pablo, «en Cristo, Dios Padre nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad (Ef 1, 4-5)». En este sentido, indicó que esta llamada al amor, que se concreta para cada uno en una vocación, está «inscrita en lo más íntimo de nuestro ser y es portadora del secreto de la felicidad», pero también puede llegar de manera inesperada.
«Fue así para mí el 21 de septiembre de 1953 cuando, mientras iba a la fiesta anual del estudiante, sentí el impulso de entrar en la iglesia y confesarme. Ese día cambió mi vida y dejó una huella que perdura hasta hoy», rememoró. «Eso sí, de todos se espera respuesta. En esa armonía entre la voluntad de Dios y la libertad del hombre vive la vocación», enfatizó el Pontífice, al reiterar que cada vocación es también un envío al mundo, dado que «no hay vocación sin misión».
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