La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) otorgó al diccionario de lengua moxa que el misionero jesuita español Pedro Marbán (1647-1713) publicó a comienzos del siglo XVIII la certificación de «Memoria del Mundo», en una ceremonia, el miércoles 19 de abril, la cual fue recibida por Bolivia. El programa «Memoria del mundo» dependiente de la Unesco se realiza desde 1992 y tiene la función de preservar y generar el acceso al «patrimonio documental y digital» de mayor relevancia en el mundo.
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El acto se realizó en las instalaciones del Museo de Etnografía y Folklore (Musef) en La Paz, sitio que custodia el documento, y contó con la presencia de la oficial de la Oficina Multipaís de la Unesco, Indira Salazar Martínez, y la presidente del programa «Memoria del mundo» —Mowlac, por sus siglas en inglés—, Marilyn Sánchez. En el siglo XVII, el misionero jesuita español Pedro Marbán se volcó en estudiar y divulgar la lengua mojeña, una lengua amerindia de la familia arahuaca, para evangelizar en las misiones jesuitas del noreste de Bolivia. Ahora la Unesco reconoce su impresionante aportación cultural dando el rango de «Memoria del mundo» a su libro ‘El arte de la lengua moxa, con su vocabulario y catecismo’. Los mojeños —o moxos, o mojos—, son actualmente unos 50.000, con la mayoría en las cercanías de San Ignacio de Moxos, fundada en 1689 por las misiones jesuitas de Antonio de Orellana, Juan de Espejo y el hermano Álvaro de Mendoza.
La Constitución boliviana reconoce como lenguas el moxeño trinitario y moxeño ignaciano —nombres derivados de sus respectivas misiones jesuitas—. Milton Eyzaguirre, del Musef, afirmó que el libro del padre Marbán, de 19 capítulos y quese imprimió en 1701, no sólo trata de lingüística, sino que describe «los sistemas de parentesco, relaciones de género, las construcciones míticas, políticas, agrícolas e hidráulicas» del pueblo mojeño. Indicó que buscaba las palabras exactas para hablar de tipos de unión como el mancebado o los matrimonios poligámicos de hombres y mujeres y unos «200 términos que se refieren al agua», en un país con abundantes inundaciones fluviales. Además, incluye otros 10 capítulos sobre catequesis en este idioma, tras de 25 años de trabajo.
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