Muchos medios digitales de Iberoamérica publicaron distintas columnas de opinión sobre Benedicto XVI tras su fallecimiento; uno de ellos tituló: «Benedicto XVI, no se apagará su luz», escrito por Alfonso Reece Dousdebés para El Universo de Ecuador. «Benedicto XVI, el papa emérito de la Iglesia católica, ha emprendido la última etapa de su viaje hacia el encuentro con la verdad definitiva que con empeño buscó a lo largo de su vida como filósofo, teólogo, sacerdote, prelado y pontífice. La tiara de san Pedro no ha sido portada siempre por hombres preclaros, los hubo de limitadas facultades y escasa instrucción. Muchos mediocres, pero no faltaron los lúcidos y doctos como san Gregorio Magno. Con matices, los papas del siglo XX fueron personas con prendas intelectuales y morales suficientes. Pero, en dos milenios de historia, entre los sucesores de san Pedro ninguno estuvo al nivel intelectual, académico y cultural de Joseph Ratzinger», indicó Reece Dousdebés.
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La Gaceta de la Iberosfera rotuló en una columna de Raúl Tortolero de ciudad de México: «Benedicto XVI y su legado para las Américas». «Joseph Ratzinger, pontífice emérito —quien fuera nombrado Papa Benedicto XVI, el 19 de abril de 2005, y decidiera renunciar el 28 de febrero de 2013—, deja un legado para las Américas y el mundo entero que inspira sobre todo a las voces conservadoras, dentro y fuera del catolicismo, a la defensa de los valores tradicionales de Occidente. Fue en tres oportunidades al continente americano: a Brasil en 2007, que fue su primera estadía en Hispanoamérica, donde inauguró la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) en el Templo de la Aparecida; en abril de 2008 a los Estados Unidos, donde visita Washington y Nueva York, ofreciendo un discurso en la sede de la ONU; y en marzo de 2012 a México y a Cuba», sostuvo Tortolero. El mismo medio destacó en el titular de la nota de opinión de Zoé Valdés, escritora y artista nacida en La Habana, Cuba: «Fumata blanca y eterna para Benedicto XVI». «De Benedicto se dijo y se escribió de todo, de ahí que pese a que al inicio creí lo que se rumoraba, pues lo afirmaban buenos y cultos amigos, me dediqué a investigar por mí misma, y a observar lo que ocurría en su entorno… descubrí cosas muy interesantes, aclaré las dudas y eliminé las falsedades… Fumata blanca y eterna para el papa Benedicto XVI, en la gloria y la paz de Dios Padre descanse», precisó Valdés.
El Heraldo de México tituló en una columna de Alberto Barranco: «Vere Papa mortuus est». «Aunque menguado en sus facultades, voz débil, piernas muertas, el Papa emérito conservó hasta su muerte una total lucidez. Su biografía se resume en el mensaje de la casa Pontificia al dar a conocer la triste nueva: ‘Humilde trabajador de la viña del Señor’», enfatizó Barranco.
Siete 24 —México— rotuló en una nota de Felipe Monroy: «Benedicto XVI, la silente revolución». «Todo lo que pueda decirse del papa emérito Benedicto XVI en estos días es en verdad poco en comparación con la larga y fecunda vida que el erudito teólogo y guía de la Iglesia católica contemporánea ha dejado para la reflexión… Si se pudiese resumir en una frase la aportación que Benedicto XVI ha hecho al mundo y a su historia es justo la actualización del diálogo entre la fe y la razón; la inmarcesible búsqueda de sentido real y trascendente de la humanidad en los albores del tercer milenio… Benedicto XVI confirmó que hay una manera de hacer una revolución desde el silencio: con la lectura, la escritura, la oración y el apartamiento en soledad», consideró Monroy.
Excelsior —México— tituló en una columna de Alejandro Sada: «’México estará siempre en mi corazón’: Benedicto XVI y la realidad mexicana —Primera parte—». «Ha concluido su peregrinación por la tierra una de las mentes más grandiosas de los últimos siglos. Luminoso profesor, escritor prolífico, sacerdote de Jesucristo, guardián de la fe, pastor universal de la Iglesia, Benedicto XVI ha sido un gigante y ‘humilde trabajador de la viña del Señor’. Nadie lo ha descrito mejor que el cardenal de Colonia, Joachim Meisner, quien lo retrata como un hombre ‘inteligente como una docena de profesores y devoto como un niño que recibe la primera comunión’. Nos toca ahora asumir el inmenso legado que este ‘colaborador de la verdad’ ha dado al mundo. Como punto de partida para conocer un poco más su pensamiento, propongo escuchar de nuevo las palabras que nos dirigió concretamente a los mexicanos, tanto en sus encuentros con los obispos de nuestro país como en lo que nos dijo como nación en la visita que realizó a nuestra tierra en abril del 2012», afirmó Sada.
El Economista —México— destacó en el titular de la nota de opinión de Armando Regil Velasco: «Benedicto XVI: una estrella que no se apaga». «Hay bendiciones que no se alcanzan a dimensionar en el momento presente, solamente con el paso del tiempo, cuando tomamos perspectiva de las cosas… Gracias Santo Padre, por haber sido estrella en la vida de tantos y por iluminar nuestra travesía durante todos estos años. Lo extrañaremos pero desde ahora, confiamos en que tenemos un intercesor más en el cielo. Descanse en Paz eternamente», reflexionó Velasco.
Cooperativa —Chile— rotuló en una nota de Arturo Bravo: «Las ‘pseudo-sorpresas’ de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI». «Es mucho lo que se podría decir sobre la inmensa figura de Joseph Ratzinger como teólogo, papa y papa emérito. Pero me restrinjo a dos elementos que pueden resultar sorprendentes para quienes lo vieron como alguien grave, adusto y distante. Mas quienes han conocido en parte su trayectoria teológica y pastoral tienen una imagen muy distinta de su persona, más cercana y afable, que se corresponde con quien fuera en realidad. De ahí la denominación de ‘pseudo-sorpresas’. El amor. Para muchos de los creyentes y de los teólogos que recibieron la elección del cardenal Joseph Ratzinger como papa como una especie de mazazo en la cabeza, debió haber constituido una inmensa sorpresa el que su primera encíclica haya sido sobre el amor: Deus caritas est —Dios es amor—. La alegría. Muchos se sorprenderán también al enterarse de que uno de los temas recurrentes de Ratzinger / Benedicto XVI fue la alegría. En el año 2005 se publicó en español su libro ‘Servidor de vuestra alegría’, editado originalmente en alemán en 1988, donde reunió siete meditaciones sobre el sacerdocio», aseguró Bravo.
ABC —Paraguay— tituló en una columna de opinión de Pablo Álamo: «El alma inmortal del Papa Benedicto XVI». «Bendecido por Dios con una lucidez y consciencia hasta el último momento, a pesar de sus 95 años, el Papa Benedito XVI ha emprendido su último viaje. Y lo ha hecho siendo fiel a sí mismo hasta el final, leal a su esencia tímida, introvertida y respetuosa. Se ha ido en silencio, con ese silencio que tanto amaba, que sólo los grandes místicos y músicos saben de su importancia», indicó Álamo.
El Comercio —Perú— rotuló en el escrito de Javier González-Olaechea Franco: «La trascendencia de Benedicto XVI». «Aspiró a un entierro sencillo y lo vemos que yace con la mitra episcopal, desprovisto del palio y de su anillo; porque se alejó del poder pontificio, ofreciéndonos un inconmensurable ejemplo de valentía como vicario de Cristo. Custodiado por canónigos penitenciarios, las sencillas pompas fúnebres presididas por un Papa también constituyen un hecho histórico. No obstante, pocos cataron la sabiduría humilde de quien, siempre tímido, no despertó el calor de las masas; un acucioso estudio de su obra y papado, sin embargo, le hará justicia, revelándonos la magnitud y grandeza de su ya universal legado», enfatizó González-Olaechea.
Hoy —República Dominicana— destacó en el titular de la nota del obispo emérito Cecilio Raúl Berzosa Martínez: «Benedicto XVI: Santo Pastor y Doctor». «El Señor eligió para él una fecha como si quisiera alargar el tiempo cronológico hasta convertirlo en tiempo de gracia, de Kairós y de resurrección: fin de un año viejo y vísperas de uno nuevo. Benedicto XVI, providencialmente, marcó nuestras vidas. Tenemos un santo intercesor más en el cielo; un sabio pastor. En su encuentro con San Juan XXIII, con san Pablo VI, y con san Juan Pablo II, además de la alegría profunda, habrá comprobado que mereció la pena pilotar el timón eclesial del postvaticano con las claves que, en su día, acertó a sintentizar Danielou: ‘Vuelta a las fuentes genuinas de la revelación de Dios; diálogo con la cultura de su tiempo; y pasión por la pastoralidad’. Todo ello siendo maestros de oración, profetas de esperanza, vínculos de comunión, y agentes decididos de evangelización», reflexionó Berzosa.
El Periódico —Guatemala— tituló en la columna de opinión del padre Fernando Armas Faris: «¡Gracias Benedicto XVI!». «Se le llamó ‘el Mozart de la teología’, ‘un Tomás de Aquino de nuestros días’ o, como su maestro Agustín, ‘un poeta, un pastor y un pensador’… En Benedicto XVI hemos tenido el ejemplo de un hombre que buscó la verdad allí donde pudiera estar: en el estudio concienzudo, en el diálogo sin prejuicios, en la contemplación del hombre que se hizo Verdad. Fue un conservador profundamente moderno y un contemporáneo continuador de una larga tradición dentro y fuera de la Iglesia. Hoy el mundo está de luto y los hijos de este gran Papa gozamos de un intercesor en el cielo y de un ejemplo en la tierra. Gracias Santo Padre», afirmó Armas Faris.
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