Cientos de miles dieron el adiós a Benedicto XVI

Cientos de miles dieron el adiós a Benedicto XVI, durante los 3 días del velatorio público, y también en el histórico funeral y Misa exequial que se celebró el jueves 5 de enero, en una plaza de San Pedro colmada. El funeral de Benedicto XVI no se consideró funeral de Estado, dado que no era jefe de Estado. Hubo 2 delegaciones especiales con palco o espacio oficial por decisión del propio Papa emérito, como es la de Italia y Alemania. El resto de países fueron representados por sus embajadores ante la Santa Sede o por algunos enviados especiales.

Cientos de miles dieron el adiós a Benedicto XVI
Foto: Vatican Media/Reuters.

Cientos de miles dieron el adiós a Benedicto XVI, durante los 3 días del velatorio público, y también el histórico funeral y Misa exequial que se celebró el jueves 5 de enero, en una plaza de San Pedro colmada —con unas 60.000 personas—. La ceremonia fue presidida por Francisco, de 86 años, quien llegó en silla de ruedas, y tomó lugar en el palco, al dar inicio a la celebración fúnebre, concelebrada por unos 130 cardenales, 400 obispos y casi 3.700 sacerdotes. El cardenal y decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 88 años, se encargó de las partes más exigentes de la celebración. En el cortejo funerario final, tras el ataúd, caminaban su secretario, Georg Gänswein, y las religiosas Memores Domini, vestidas de negro de luto, que vivieron con él en su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae.

«Es el Pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fuera su pastor. Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años. Queremos decir juntos: ‘Padre, en tus manos encomendamos su espíritu’. Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz», precisó el Pontífice, durante la homilía, después de que cientos de miles dieron el adiós a Benedicto XVI. El Papa Francisco, tras la comunión, pronunció en latín la oración final por el difunto, «el Papa emérito Benedicto». El cardenal Re salpicó con agua bendita el ataúd del difunto, y después lo incensó. Después de rezar el Papa la Valedictio, el coro cantó In Paradisum, al invocar la intercesión de los ángeles para acompañar al difunto a la presencia de Dios. Y después, cantó el Magnificat, mientras empezaban a retirarse los cardenales. Francisco, ya sentado en silla de ruedas, apoyó su mano en el ataúd como gesto de despedida.

El funeral de Benedicto XVI no se consideró funeral de Estado, dado que no era jefe de Estado. Hubo 2 delegaciones especiales con palco o espacio oficial por decisión del propio Papa emérito, como es la de Italia y Alemania. El resto de países fueron representados por sus embajadores ante la Santa Sede o por algunos enviados especiales. Por parte de España, estuvo la reina emérita, Sofía, de 84 años, en representación de la Corona, y el ministro español de la Presidencia, Félix Bolaños. Bélgica, que es una monarquía católica, estuvo representada al máximo nivel por el rey Felipe de Bélgica y la Reina Matilde.  Por parte de Italia, acudieron el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni. Polonia, Portugal y Hungría también enviaron a representantes del máximo nivel, sus presidentes, que son, respectivamente, Andrzej Duda, Marcelo Rebelo de Sousa y Katalin Novák. También acudió Gitanas Nausėda, presidente de Lituania.

La presidente de Eslovenia, Natasha Pirc Musar, asisitó, al igual que el primer ministro de la República Checa, Petr Fiala. Además, estuvieron presentes el presidente de Togo, Faure Essozinma Gnassingbe, y la primera ministra de Gabón, Rose Christiane Ossouka Raponda. La delegación alemana fue completa, encabezada por el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier. La Santa Sede envió invitaciones a todo el colegio cardenalicio, que en la actualidad son 224 cardenal, de los que 125 son electores. Unos 120 llegaron a la ceremonia. Entre los cardenales que consiguieron llegar está el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, a quien el gobierno chino le quitó el pasaporte, pero se lo devolvió con un permiso de 5 días para salir del país. Estuvieron también presentes representantes ecuménicos, tanto ortodoxos como anglicanos. El mismo ataúd de madera de ciprés en el que 200.000 fieles vieron sus restos en la basílica fue el que se utilizó durante el funeral. Al finalizar la ceremonia, fue trasladado de nuevo a la basílica de San Pedro y se introdujo en otros 2 féretros. Después fue enterrado en la cripta bajo la basílica de San Pedro. En la tumba quedará solo escrito su nombre y las fechas de su pontificado: 7 años, 10 meses y 9 días.

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