El cardenal y arzobispo emérito de Aparecida, Raymundo Damasceno Assis, presidió la ceremonia en la que beatifican a Isabel Cristina Mrad Campos, una joven mártir que fue asesinada al defender su virtud cristiana en 1982, a los 20 años, por un hombre que intentó violarla en Brasil. En octubre de 2020, Francisco reconoció su martirio, dado que el odio de su asesino hacia su resistencia se considera odio hacia la fe. Debido a la pandemia, la celebración aplazó hasta el sábado 10 de diciembre, en el santuario de Nuestra Señora de la Piedad, en Barbacena, a la que asistieron miles de fieles.
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Suscríbase al boletín de VenLEl purpurado se refirió a las enseñanzas ligadas al martirio, como la de Tertuliano en el siglo III —«La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos»— y la de san Óscar Romero, mártir en 1980 —«El martirio es una gracia de Dios, que no merezco. Con el sacrificio de mi vida, espero que mi sangre sea semilla de libertad y signo de que la esperanza se hará realidad»—. Damasceno precisó también que Cristina Mrad, asesinada al defender su virtud cristiana de castidad, era una cristiana de gran fe y valores evangélicos grabados en su corazón.
«Que tu ejemplo nos dé valor para aceptar las cruces, los sufrimientos, las angustias y los dolores de nuestra vida cotidiana. Si estamos con Jesús, mártir por excelencia, mártir de los mártires, ¡no tenemos nada que temer!», aseguró. El domingo 11 de diciembre, después de la oración del Ángelus, el Pontífice Francisco destacó el ejemplo de Cristina Mrad, una joven mártir a la que beatifican en Brasil. «Que su ejemplo heroico inspire sobre todo a los jóvenes a dar un testimonio generoso de su fe y de su adhesión al Evangelio», imploró.
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