Desgarrador testimonio de católica de 22 años víctima de islamistas en Nigeria

Janada Marcus brindó su testimonio tras sobrevivir y lograr escapar a un ataque de Boko Haram. Actualmente, puede contar su historia y reconoce que es debido al apoyo que recibe del Centro de Trauma de la diócesis de Maiduguri, construido con apoyo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Desgarrador testimonio de católica de 22

Janada Marcus, católica de 22 años víctima de islamistas en Nigeria, brindó su desgarrador testimonio tras sobrevivir y lograr escapar a un ataque de Boko Haram. La joven, junto a su familia, abandonó su hogar en el área de gobierno local de Baga, en la región nigeriana del lago Chad, su casa fue incendiada y varios familiares fueron asesinados por los yihadistas. Así llegaron a Maiduguri, donde ocurrió lo peor. Actualmente, puede contar su historia y reconoce que es debido al apoyo que recibe del Centro de Trauma de la diócesis de Maiduguri, construido con apoyo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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«Mi padre había conseguido muy cerca de Maiduguri un terreno que quería labrar para sustentar a la familia, nosotros estábamos contentos de que todas las pesadillas que habíamos vivido hubieran tocado a su fin. Entonces llegó el 20 de octubre de 2018, día que se llevó el sol de nuestras vidas. Estábamos en la granja, trabajando alegremente y entonando himnos católicos para levantar el ánimo, cuando de repente nos vimos rodeados por Boko Haram», precisó la muchacha católica de 22 años, antes de comenzar su desgarrador testimonio. «Apuntaron a mi padre con un machete y le dijeron que nos dejarían en libertad si tenía sexo conmigo. No pude contener las lágrimas. Temblaba, pero era incapaz de hacer nada. Mi madre no podía pronunciar palabra debido al estado de shock en que se encontraba. Con un machete apuntándole a la frente, mi padre nos miró a mi madre y a mí, pero yo evité devolverle la mirada porque me daba vergüenza mirarle a la cara», indicó.

Relató que su padre «inclinó la cabeza en señal de sumisión para que lo mataran y respondió: ‘No puedo acostarme con alguien de mi propia sangre, con mi propia hija; antes prefiero morir que cometer esta abominación’». «Uno de los hombres sacó un machete y le cortó la cabeza a mi padre, justo delante de nosotras. El dolor que sentí en ese momento era insoportable. Le supliqué a Dios que me quitara la vida», aseveró. Tras este suceso, su madre le llevó al Centro de Trauma gestionado por la diócesis de Maiduguri. «Tras varias sesiones de asesoramiento, me sometí a seis meses de terapia, oración y orientación. Ahora estoy recuperada, pero al principio me resultaba casi imposible dejar atrás mi pasado. Sin embargo, después de esos meses en el Centro de Trauma logré dejarlo atrás», enfatizó Janada.

La joven, después de un largo proceso de curación, se matriculó en la universidad. «Ahora soy muy feliz, voy a darlo todo para terminar mi carrera y convertirme en alguien importante para la sociedad», aseguró. El Centro de Trauma de la diócesis de Maiduguri, construido con la ayuda económica de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ayuda a las personas que sufrieron diversas formas de violencia a manos de Boko Haram. El centro, que ya ayudó a más de 20 personas a superar casos severos de traumas y estrés postraumático, además ofrece asesoramiento y una formación profesional a las víctimas. El lugar cuenta con un equipo de 24 personas que trabajan en su asesoramiento e integración social, pero hay planes para emplear a otras 20 más. Cuando alcance su máxima capacidad, el centro podrá atender a la vez a 40 víctimas.

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