La Iglesia en Siria organiza actividades para personas mayores con pocos medios económicos para contribuir a mejorar su salud física y espiritual, precisó Georges Masri, arzobispo greco-melquita de Alepo, en su reciente visita a la sede de la fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre en Alemania, quien habló también de la situación general de salud de la población y de la pastoral de la Iglesia en esta grave crisis. El país sigue viviendo una gran crisis económica y la inflación de precios, lo que afectó el sistema sanitario con consecuencias graves en la salud de la población.
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Sostuvo que «la situación afecta especialmente a los ancianos, por el aumento del precio de los medicamentos», dado que «muchos de ellos tienen que tomar varias medicinas diariamente para diferentes enfermedades». Explicó que la situación del sistema de sanidad es dramática, debido a que la población se vio afectada por el COVID y actualmente por brotes de casos de cólera en 13 de las 14 provincias de Siria. Sostuvo que la atención médica es una de las principales preocupaciones para las familias cristianas que permanecen en Siria, puesto que cada vez mueren más personas debido a la falta de medicamentos, al alto e inaccesible costo de las operaciones, la destrucción de hospitales y clínicas, la emigración de médicos sirios calificados y el cierre de algunas fábricas de medicamentos estatales. «Otro grave problema en este momento es el de la migración de médicos a otros países. Necesitamos que los jóvenes que estudian medicina se queden en el país», afirmó. Frente a esta situación, la Iglesia, que no puede suplir la falta de médicos, sí logró fortalecer la pastoral de atención a los enfermos.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, para paliar esta gran necesidad, apoyó la construcción de una farmacia en Alepo —fundada por la Iglesia católica abierta al público en general— para ayudar en la distribución de medicamentos a la población. Masri recibió el apoyo de la fundación pontificia de otro proyecto tiene como objetivo atender a personas de avanzada edad. Gracias a la colaboración de un grupo de laicos de la diócesis, personas mayores con pocos medios económicos pudieron salir de la ciudad unos días para tener un tiempo de recreación al seguir todo el programa de los Scouts en las actividades que organiza la Iglesia en Siria. Los participantes, a unas 6 horas de Alepo, salen a caminar, juegan, bailan, lo cual contribuyó mucho a mejorar su salud física y espiritual. «Esto fue sorprendente para ellos. Regresan a sus casas cargados de energía. Uno de ellos le dijo a uno de los sacerdotes que los acompaña, que era la primera vez en su vida que salía de Alepo con su esposa», aseguró el prelado.
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