Por Fray Tuk. «CAMINANDO SOBRE EL MAR»
Mateo 14, 22-33
En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman. Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua». «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame». En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios».
SAN CROMACIO DE AQUILEYA. Tratados sobre el Evangelio de Mateo 52, 2.
CAMINANDO SOBRE EL MAR.
«¿Quién podría caminar sobre el mar sino el que es creador del universo? Aquel de quien antiguamente anunciara el Espíritu Santo por medio del bienaventurado Job: Él solo extendió la tierra y camina sobre el mar como sobre la tierra. Y el que habla de igual modo por Salomón sobre esto mismo diciendo por boca de la Sabiduría: Yo habité en lo más alto y mi trono se encuentra sobre la columna de nube. Di la vuelta sola al cielo y caminé sobre las olas del mar. Y aquel de quien David en un salmo declaró: Dios, tu camino en el mar y tus sendas en las aguas abundantes. De esto dio noticia igualmente Habacuc al decir: Derramando aguas por los caminos, el abismo pronunció su voz. ¿Qué hay más manifiesto que estos testimonios, o qué más luminoso? Con ellos se muestra claramente que Él camina sobre el mar como sobre la tierra, es decir, el unigénito Hijo de Dios, que antiguamente extendió el cielo según la voluntad del Padre, y en tiempo de Moisés sirvió de guía al pueblo en la columna de nube.