La hermana Virginie Bitshanda, religiosa de la Congregación de las Hijas de la Sabiduría en Congo-Kinsasa, enseña a mujeres a alcanzar autonomía e independencia, no sólo económica, con la asociación ‘Mama Hekima’ —«Madres de la Sabiduría», en swahili—, que creó hace 10 años en la ciudad de Kisangani. La iniciativa, que cuenta con un apoyo cada vez mayor y supone la producción y venta de productos agrícolas, reúne a las mujeres de la ciudad, sin exclusión ni distinción étnica o religiosa, para ayudarlas a alcanzar la autosuficiencia financiera.
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«Entre ellas había mujeres católicas, musulmanas, testigos de Jehová, protestantes y otras de la Iglesia del Despertar y al principio no estaban de acuerdo con esta opción de avanzar juntas. El primer grupo que se formó había pedido que se le uniera por denominación religiosa, ya que no creían que fuera posible trabajar juntas con tantas diferencias religiosas. Esto no nos sorprendió porque al escuchar los ‘sermones’ emitidos en los canales de televisión, comprendimos cómo todos estos ‘mensajes’ que contienen críticas negativas, incitan a la división, a la hostilidad, a la violencia», sostuvo la monja. Frente a esta situación, creó un espíritu de equipo y se basó en el programa de 3 años que había seguido en el pasado en Canadá, en el Instituto de Formación Humana Integral de Montreal. Consideró de ese modo comprendieron mejor «las condiciones indecorosas que la sociedad impone a estas mujeres». «Estar en contacto con ellas también nos permitió ser testigos y confirmar que las fortalezas —capacidad, valor, calidad, amor— de estas mujeres son impresionantes y aportan esperanza», destacó la religiosa en Congo-Kinsasa que enseña a las mujeres a alcanzar autonomía.
Explicó que las madres construyeron poco a poco la armonía entre ellas, al decidir verse más allá de la diferencia, dado que consiguieron cooperar, superar las diferencias étnicas y religiosas y buscar la paz en caso de dificultades relacionales. Con el apoyo de la asociación promovida por la hermana Virginie, las ‘Mama Hekima’ de Kisangani aprendieron rápidamente a trabajar juntas. Se reúnen en pequeños grupos de hasta 20 personas según sus intereses. Las dificultades económicas son uno de los mayores retos a los que se enfrentan estas mujeres. La primera fuente de ingresos es la producción y/o venta de productos agrícolas, al comenzar por la yuca, que es cultivada por sus raíces tuberosas comestibles, que forman una parte importante de la base alimentaria diaria de muchas poblaciones africanas. «Muchos sufrían desnutrición o enfermedades y se curaron, además, muchas madres pueden enviar a sus hijos a la escuela e incluso a la universidad», aseguró la hermana Virginie.
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