Francisco precisó que «la Virgen María nos muestra que el Cielo está al alcance de la mano», en la solemnidad de la Asunción, el lunes 15 de agosto, antes del rezo del Ángelus, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, frente a la Plaza de San Pedro. El Papa indicó que la Madre de Dios recibió la bendición de Isabel y responde regalándonos el Magnificat, el que consideró como «el canto de la esperanza».
Colabore con Verdad en Libertad
El Pontífice reflexionó sobre el sentido del cántico de María. «No busca hacer una crónica del tiempo, sino decirnos algo mucho más importante: que Dios, a través de ella, ha inaugurado un punto de inflexión en la historia, ha establecido definitivamente un nuevo orden de las cosas. Ella, pequeña y humilde, ha sido elevada y —lo celebramos hoy— llevada a la gloria del Cielo, mientras que los poderosos del mundo están destinados a quedarse con las manos vacías».