El obispo de Ondo, Nigeria, Jude Ayodeji Arogundade, indicó que «los cobardes terroristas pretendían aterrorizar a los cristianos y matar todos los que era posible», al denunciar las posibles razones de la masacre que fue perpetrada por hombres armados, que se presume que eran pastores musulmanes de la etnia Fulani, en la iglesia católica de San Francisco Javier en Owo, en Ondo, al final de la Misa de Pentecostés, el domingo 5 de junio.
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El prelado precisó el día de la masacre en un comunicado publicado este miércoles 8 de junio por la diócesis de Ondo que «alrededor de las 12pm y junto al final de la Santa Misa, cuando la gente salía de la iglesia, los cobardes terroristas aún no identificados aparecieron de pronto y comenzaron a disparar de cerca a todos». «También usaron explosivos de dinamita dentro y fuera de la iglesia, lo que llevó a la muerte de muchos niños, mujeres y hombres», explicó el obispo de Nigeria, al aseverar que el principal objetivo de «los cobardes terroristas» fue «aterrorizar a los cristianos y matar todos los que era posible».
Sostuvo que la masacre es un «crimen que clama al cielo», por lo que alentó a la solidaridad con las víctimas. «Entre las víctimas hay muchos niños heridos, hombres y mujeres que están en condiciones críticas y que reciben diversos tratamientos en el St. Louis Hospital y en el Federal Medical Centre Owo. Muchos requieren cuidados intensivos con enormes costos financiero», precisó el prelado. Fuentes eclesiásticas en Nigeria, que por razones de seguridad pidieron el anonimato, aseguraron a ‘Fides’ que los que cometieron la masacre de Pentecostés en Owo pertenecen a un «grupo bien organizado y entrenado». «Los agresores llegaron al final de la misa de Pentecostés, mezclándose con los fieles que salían del lugar de culto», sostuvieron las fuentes de ‘Fides’.
«Se dividieron en pequeños grupos que empezaron a detonar artefactos explosivos y a disparar a los fieles tanto dentro como fuera de la iglesia, lo que denota un dominio de las armas y de las tácticas de guerrilla. La cifra oficial de 22 muertos comunicada por las autoridades debe revisarse al alza. Probablemente unas 50 personas murieron en el acto, a las que hay que añadir las que murieron posteriormente a causa de sus heridas. Estamos realmente preocupados porque la masacre se cometió en un estado como Ondo, en el suroeste, que hasta ahora se libró de la violencia que asola otras zonas de Nigeria. Las comunidades cristianas y los católicos en particular se sienten amenazados. No pasa una semana sin que un sacerdote católico sea secuestrado», aseguraron.