Sor Agnes Adeluy, la religiosa y enfermera en el hospital de San Luis que atiende a los heridos del ataque en la Misa de Pentecostés, indicó que «la mayoría de los heridos están mejor, pero algunos están en estado grave», en una entrevista con ‘Vatican News’, tras la masacre perpetrada por hombres armados en la iglesia de San Francisco Javier en el estado de Ondo, en Nigeria, el domingo 5 de junio. La monja precisó el miedo que hay entre los cristianos locales por la presencia de los pastores Fulani que pueden atacar en cualquier momento.
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Suscríbase al boletín de VenL«La mayoría de los heridos están mejor, pero algunos están en estado grave, sangrando por las balas que recibieron, a pesar de las operaciones a las que ya fueron sometidos. Algunos necesitan otra operación. Muchos recibieron disparos en la cabeza o en lugares delicados. Hay una mujer, por ejemplo, que tiene la vejiga y el útero totalmente destruidos», afirmó sor Agnes. Al referirse al momento del ataque, la monja se encontraba también en Owo. «Aquí hay muchas iglesias, ya habíamos ido a Misa en un politécnico. Estábamos en la capilla para la adoración eucarística cuando escuchamos el sonido de 2 explosiones. Las iglesias están cerca, alguien nos informó de lo que estaba ocurriendo y nos ordenó que abandonáramos el lugar donde estábamos y nos dirigiéramos a Akure, donde se encuentra nuestra casa general. En lugar de ir allí, fuimos directamente al hospital para ayudar a los heridos», explicó.
La monja indicó que pese al peligro para sus vidas tanto ella como el resto de hermanas seguirán trabajando y ayudando a la gente. «Debemos ser siempre conscientes de que los Fulanis nos rodean en el bosque y pueden atacarnos en cualquier momento. Estamos aterrorizados, pero debemos perseverar. Todos tenemos miedo porque en realidad no hay apoyo de protección por parte del gobierno. La gente tiene miedo ahora incluso de ir a la iglesia. Esta mañana sólo estaban las monjas en la misa, todo el mundo tiene miedo ahora. Pero no podemos quejarnos de esta ausencia, no hay seguridad», lamentó la enfermera religiosa de Nigeria.
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