El cardenal y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Marcello Semeraro, presidió la Misa en la que beatifican en Módena, Italia, al sacerdote Luigi Lenzini, mutilado por su fe en manos de comunistas. El Papa Francisco, al comentarlo en el Regina Coeli de la Plaza de San Pedro y pedir un aplauso para él, calificó al padre Luigi de «mártir de la fe, asesinado en 1945 por señalar los valores cristianos como el camino más alto de la vida, en un clima de odio y conflicto en aquella época».
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Semeraro precisó en la Misa de beatificación del sábado 28 de mayo que don Luigi fue «un pastor bueno». «Instruyó al pueblo cristiano con el catecismo de los niños y la enseñanza de la religión en el colegio, predicando en cada Misa con palabras sencillas y convincentes. Llevaba el Viático a los enfermos, era solícito con los pobres y siempre dispuesto a las obras de caridad y de ayuda a quien necesitase auxilio o consuelo en la aflicción. Él se alimentaba de una prolongada Adoración eucarística», afirmó el purpurado. Indicó en la ceremonia en la ceremonia en la que beatifican al sacerdote Luigi Lenzini que «hoy la Iglesia lo declara ‘mártir’ porque reconoce que su execrable asesinato se decidió y llevó a cabo in odium fidei para eliminar a un sacerdote católico».
Lenzini, en la noche del 21 de julio de 1945, siendo un párroco ya de 64 años en el pueblo de Crocette di Pavullo nel Frignano, rezaba cuando llamaron a la puerta, tras llevar un tiempo amenazado y sospechó aún más cuando le dijeron que acudiese a atender a un moribundo. Se trataba de un enfermo a quien había visitado ese mismo día y sabía que no estaba para morirse, por lo que no abrió la puerta. Los partisanos comunistas entraron en la casa parroquial con una escalera y rebuscaron para encontrar al presbítero, quien había corrido a tocar la campana para alertar a los vecinos. De igual modo lo golpearon y lo llevaron al bosque semidesnudo, donde fue obligado a cavar su propia fosa. El padre Luigi apareció una semana después, enterrado boca abajo, mutilado, con las uñas arrancadas y con un disparo en la cabeza. La investigación posterior averiguó que intentaron sin éxito que blasfemara y gritara vivas a Stalin.
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