Los patriarcas y jefes de las iglesias de Jerusalén en Tierra Santa piden a las autoridades de Israel, Palestina y Jordania proteger la presencia cristiana que está amenazada por los grupos radicales que suponen un peligro, en un comunicado del lunes 13 de diciembre, en el que denuncian que la grave situación, que se produce desde 2012, termina de representar «un intento sistemático de expulsar a la comunidad cristiana». Recuerdan los innumerables episodios de violencia contra los cristianos perpetrados por «grupos radicales marginales en toda Tierra Santa», entre los que se registran las agresiones «físicas y verbales» contra sacerdotes, los ataques a las iglesias, los actos de vandalismo, la profanación contra lugares sagrados, y la intimidación continua de la libertad de culto.
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Los representantes religiosos aseguran su «grave preocupación» por «la incapacidad de los políticos locales, los funcionarios y la policía para frenar las actividades de los grupos radicales que regularmente intimidan a los cristianos locales, atacan al clero y profanan los lugares sagrados y las propiedades de la Iglesia». Aseveran que los radicales «siguen adquiriendo propiedades estratégicas en la vecindad de los cristianos, con el objetivo de disminuir drásticamente su presencia», al utilizar comúnmente «tratos por debajo de la mesa y tácticas de intimidación para desalojar a los residentes de sus hogares y perturbar aún más las rutas históricas de peregrinación entre Belén y Jerusalén».
Statement by the Patriarchs and Heads of #Churches in #Jerusalem on the Current Threat to the #Christian Presence in the #HolyLand https://t.co/bMrXEWQOOC
— Custodia Terrae Sanctae (@custodiaTS) December 15, 2021
Enfatizan el «compromiso declarado de proteger la libertad religiosa por parte de las autoridades políticas locales de Israel, Palestina y Jordania» y solicitan «un diálogo urgente» para hacer frente a los desafíos que los grupos radicales de Jerusalén plantean tanto a la comunidad cristiana como al Estado de Derecho e iniciar las discusiones sobre la creación de «una zona cultural y patrimonial cristiana especial para salvaguardar la integridad del barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén». Además, los patriarcas y jefes de iglesias en Tierra Santa reiteran a las autoridades que «la peregrinación es un derecho de todos los cristianos del mundo y aporta grandes beneficios a la economía y la sociedad de Israel», dado que hasta el 22 de diciembre próximo el gobierno israelí prohíbe la entrada en el país para frenar la propagación de la variante Ómicron, por lo que se impide la llegada de peregrinos.
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