La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) precisó que la pandemia de COVID-19 empeoró «dramáticamente» la situación de los «cristianos en muchas regiones del mundo», en su informe anual que corresponde al 2020, presentado el viernes 18 de junio en Italia. Explicó que para paliar las consecuencias económicas de la crisis sanitaria en el mundo la entidad impulsó proyectos por valor de casi 123.000.000 de euros para asistir a los cristianos que se encuentran en dificultades, al destacar que hubo un aumento del 15,4% de donativos respecto a 2019.
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«Muchos cristianos, de la noche a la mañana, se vieron sin trabajo, sin salario y sin comida», lamentó ACN, tras indicar que muchos sacerdotes y religiosos se encontraron en dificultades para cubrir sus gastos básicos. «La crisis económica-social provocada por la difusión del COVID-19 nos hizo temer una caída de las donaciones, que nos habría impedido realizar muchos proyectos importantes. Tales temores se disiparon ante la persistente caridad de nuestros benefactores. Esta gran generosidad nos hace sentirnos profundamente agradecidos», aseguró Alessandro Monteduro, director AIN Italia, al sostener que la pandemia empeoró la situación de muchos cristianos.
#RapportoAnnualeACS – Nel 2020 @acs_italia ha raccolto 122,7 milioni di euro in donazioni per ricostruire Chiese, fornire alimenti, riparare luoghi di culto e sostenere il clero delle comunità povere e perseguitate. #Africa #Asia pic.twitter.com/jhZyghVlWV
— Paolo Marraffa 🇮🇹 ن (@PaoloMarraffa) June 18, 2021
ACN indicó que utilizó 102.100.000 de euros para financiar los diferentes proyectos y actividades, puesto que el año pasado se llevaron adelante un total de 4.758 proyectos en 138 países diferentes. Enfatizó que se esos proyectos, 401 eran proyectos relacionados con la lucha contra la pandemia de coronavirus, por un valor total de 6.200.00 millones de euros y sostuvo que casi un tercio de los fondos totales para ayuda, un 32,6%, se destinó a África. Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de AIN Internacional, alertó que están preocupados «en particular por los países de la región del Sahel, donde se ha producido una explosión del terrorismo». «En muchos casos, la Iglesia es la única institución que todavía permanece para ayudar a la gente», ratificó Heine-Geldern.
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