El gobierno de Jordania reclama protección a Lugares Santos de Jerusalén tras ataque incendiario de un judío ultra contra la Basílica de la Agonía, al pie del Monte de los Olivos, donde prendió fuego algunos bancos que fueron rociados primero con líquido inflamable, el 4 de diciembre pasado. El embajador y portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Jordania, Daifallah al Fayez, condenó el acto delictivo y pidió a las autoridades israelíes, como “potencia ocupante”, que “respeten sus obligaciones en conformidad con la ley internacional, en relación con la protección de los lugares de culto».
دانت وزارة الخارجية وشؤون المغتربين محاولة الاعتداء الآثمة لحرق كنيسة الجثمانية في القدس الشرقية المحتلة على يد أحد المتطرفين.
وقال الناطق الرسمي باسم الوزارة السفير ضيف الله الفايز ان محاولة الاعتداء جريمة بشعة مدانة وشدد على رفض المملكة استهداف المقدسات والاعتداء عليها. pic.twitter.com/toRC1v6dlo— وزارة الخارجية الأردنية (@ForeignMinistry) December 5, 2020
Al Fayez reiteró el papel reclamado por el Monarca del Reino Hachemita de Jordania como “protector” de los Santos Lugares islámicos y cristianos de la Ciudad Santa. El ataque incendiario ocurrió mientras en la Basílica del Santo Sepulcro se realizaba la toma de posesión del arzobispo y nuevo Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Pierbattista Pizzaballa, no muy lejos de allí, dentro de la Basílica de la Agonía. La policía israelí, tras ser convocada por los Padres Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa que están a cargo de la Basílica, detuvo en Jerusalén al presunto autor del incendio, un judío ultra residente en Gilo, uno de los barrios construidos en los últimos años en los Territorios Palestinos entre Jerusalén y Belén. Pizzaballa presidió una concelebración eucarística en la Basílica de la Agonía, como acto de reparación por el ultraje sufrido a ese lugar de culto, el domingo 6 de diciembre.
El Custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, indicó que el ataque incendiario es un «acto condenable» que nos deja «sorprendidos y tristes» porque afecta «un lugar santo, un lugar de oración, un lugar de alto valor simbólico para todos los cristianos». Patton aseguró que la policía y las autoridades civiles tiene que hacer «justicia» en este caso «para evitar que tales actos se repitan», pero «no podemos reaccionar siguiendo el espíritu del mundo; debemos hacerlo siguiendo el espíritu del Evangelio». El de Getsemaní es sólo el último de una larga serie de ataques intimidatorios, algunos de los cuales fueron firmados con la leyenda ‘Price tag’ —el precio a pagar—, lema utilizado por los extremistas judíos, que amenazan a los cristianos y musulmanes porque consideran que ellos les «quitaron sus tierras».
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