Unos 200.000 fieles participaron recientemente de la fiesta del Santo Cristo de la Quebrada, una de las festividades religiosas más convocantes de esta región del país. Los peregrinos recorrieron a pie, en bicicleta y a caballo los más de 40 kilómetros que separan la capital de San Luis con Villa de la Quebrada, con cantos y oraciones. Tras la llegada de los peregrinos, el obispo de San Luis, Gabriel Barba, celebró la Misa en la puerta de la parroquia del Santo Cristo.
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Destacó «que algo tan pequeño como la imagen de este Cristo, crecida en un árbol que lo cobijó hasta que llegó un hacha de don Tomás, lo descubrió y liberó, y que la naturaleza lo guardó hasta el momento oportuno y hoy nos lo entregó a todos, encierra tanto». «Esta imagen tan pequeña representa tanto», indicó el prelado, en la homilía. Precisó que «celebrar estas fiestas patronales nos tiene que llevar a mirar nuestra vida desde la luz del Cristo crucificado».
«Como pueblo de San Luis y como feligreses que venimos de tantos lados tan distintos, nos ponemos frente al Cristo de la Quebrada y dejemos en él todas nuestras intenciones, necesidades y dolores, y pidamos que él sea entonces aquel árbol donde nos apoyamos; que saque permanentemente brotes nuevos porque confiamos en él. Porque sabemos que nunca nos va a abandonar, porque nos ama aún cuando nos equivocamos. Pero en la cruz, con su vida, nos levanta», sostuvo Barba.
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