VOLVERÉ Y OS LLEVARÉ CONMIGO.
Por Mario Ortega.
Jn 14, 1-6. Volveré y os llevaré conmigo. 2 nov. Conmemoración fieles difuntos
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
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Volveré y os llevaré conmigo
- Las palabras del Evangelio de hoy son las que Jesús pronunció pocas horas antes de su muerte. Nos hablaba de ella, pero también de nuestra muerte. No, no es el final de la vida. Es el final de nuestro peregrinar en este mundo, pero no de la vida. Somos hijos de Dios y llevamos la semilla de la eternidad. Por eso Jesús nos dice: En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Me voy a prepararos un lugar. Volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.
- Es verdad que la muerte, desde nuestra mirada frágil y nuestra condición pecadora, nos sobrecoge. Nos separa de este mundo al que estamos tan apegados. Es verdad también, y lo sabemos, que desde que nacemos, se da la vuelta a ese reloj de arena de nuestra vida de modo que cada día, sin saber cuántos más nos quedan, es un día menos. En realidad vamos muriendo un poquito cada día. Pero ¿cómo vive estas certezas un cristiano? Con una certeza aún mayor: Jesús ha resucitado, ha vencido la muerte, y nos tiene preparado un lugar lleno de vida, de vida eterna. Sí vamos muriendo un poquito cada día, pero un creyente vive esto así: voy resucitando un poquito cada día, hasta que llegue ese momento de llenarme completamente de la vida de Dios en mí.
- Conmemoración de los fieles difuntos hoy. Nuestra esperanza en forma de oración pidiendo por ellos y en forma de alegría y paz pensando en el momento de nuestro paso a la vida eterna. De la mano de Cristo Resucitado.