TOMAD MI YUGO Y ENCONTRARÉIS DESCANSO.
Por Mario Ortega.
Mt 11, 28-30. Tomad mi yugo y encontraréis descanso. Miércoles semana II Adviento
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
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Tomad mi yugo y encontraréis descanso
- La exhortación de Jesús Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré resuena un tanto paradójica durante el tiempo de Adviento, en que nosotros no paramos de decirle a él: Ven, Jesús; Maranatha. «Ven», le decimos; Venid vosotros, nos dice Él. ¿Cómo entender esto? Los dos movimientos son verdaderos. Es verdad que Jesús viene, es siempre el primero en venir. Le llamamos, viene a este mundo a salvarnos. Pero también es verdad que nosotros tenemos que salir a su encuentro si queremos ser salvados. Por eso nos invita a ir a Él, a obtener de Él alivio y descanso.
- Este descanso que nos promete también resulta paradójico cuando lo que nos dice a continuación que carguemos con su yugo. Un yugo sobre nuestros hombros, un yugo que descansa, porque es ligero, nos promete. Ir hacia él cargados con su yugo nos recuerda a los pastores con la oveja sobre los hombros dirigiéndose al portal, a adorar a Jesús. El peso del animal no era para ellos carga molesta alguna, porque su deseo ardiente no era otro que el de ver y adorar a Jesús, y encontrar en Él descanso.
- Sobre los hombros de Jesús está el peso de nuestras vidas. Nosotros sí que somos para Él esa oveja rescatada de su extravío. La imagen del Buen Pastor llegará a su máxima expresión cuando sobre los hombros de Jesús lo que se apoye y le aplaste sea el peso de la cruz. Por eso, porque ha cargado Él ya con todo, su yugo para nosotros resulta ahora ligero y aliviador.