TODOS LOS DÍAS ENSEÑABA EN EL TEMPLO.
Por Mario Ortega.
Lc 19, 45-48. Todos los días enseñaba en el templo. Viernes semana 33 del TO
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
-Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos».
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
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Todos los días enseñaba en el templo
- San Lucas nos cuenta de manera muy sucinta el episodio de la expulsión de los mercaderes del templo por parte de Jesús, que proclama: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de bandidos. Sin embargo, el tercer evangelista nos ofrece a continuación una información preciosa: Jesús enseñaba todos los días en el templo.
- Me quedo esta mañana con esta frase. Porque ese todos los días es el mismo que su promesa al ascender a los cielos: Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Se trata de la fidelidad eterna de Dios para con nosotros. Jesús es el amigo que nunca falla: Todos los días está, todos los días enseña en el templo. Y ese templo somos ahora nosotros, cada uno de nosotros, puesto que, por la gracia, somos morada de la Santísima Trinidad. Habitan en nosotros el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
- Por lo tanto, Jesús nos enseña desde dentro de nuestra alma. Es el maestro interior, cuyas palabras sostienen, iluminan y guían nuestra vida. También es maestro interior el Espíritu Santo, que hace con sus dones, que esa Palabra de Jesús llegue realmente a transformarnos. Hace que la escuchemos, la entendamos, la acojamos y la vivamos. Jesús, Maestro interior, con el Espíritu Santo; gracias por enseñarme el camino hacia el Padre todos los días.