TIENE QUE SER ELEVADO EL HIJO DEL HOMBRE.
Por Mario Ortega.
Jn 3,13-17. Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre. 14 sept. Exaltación Santa Cruz
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
-«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él».
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1. En esta época de confusión e incertidumbres, nos preguntamos muchas veces dónde está Dios, tanto a nuestro alrededor como en nuestra propia historia personal. Nos preguntamos si tal vez no nos engañamos a veces, confundiendo nuestros propios deseos con la realidad. Quisiéramos un «lugar» donde encontrar siempre a Dios, donde citarnos con Él con la seguridad de saber que allí estará seguro. Bien, ese «lugar», existe. Es un «lugar existencial» y es la cruz.
2. La Santa Cruz. No una cruz desnuda que me parece sólo mía y vacía, sino «Santa» porque en ella está clavado Jesús, nuestro Dios y Señor. No se mueve de ahí. Está resucitado, es verdad, pero también es verdad que continúa crucificado y salvador con sus brazos y sus heridas abiertos en nuestra propia situación de cruz. Cuando decimos ―y lo decimos casi siempre ―estoy pasando una cruz, si alzo los ojos y dejo de mirarme a mí mismo para buscar a Dios, allí encontraré alzado en esa cruz mía a Jesús, fiel a su cita conmigo, dispuesto a salvarme con esa cruz mía y sobre todo suya, porque me ama.
3. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tengo que ser elevado en la cruz, para que todo el que cree en mí tenga vida eterna. Esas son las palabras hoy de Jesús, clavado siempre, salvador lleno de amor, en su Santa Cruz.
