SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ.
Por Mario Ortega.
Mt 9, 9-13. Sígueme. Él se levantó y lo siguió. 21 septiembre. Fiesta de San Mateo.
En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
-Sígueme.
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
-¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?
Jesús lo oyó y dijo:
-No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
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1. San Mateo era un publicano. Nos lo recuerda él mismo en su Evangelio cuando nos habla de su propia vocación. Sentado al mostrador de los impuestos, escuchó de labios de Jesús esta simple palabra: Sígueme. Y a la claridad de la llamada siguió la inmediatez de la respuesta: Mateo se levantó y lo siguió.
2. Podemos pensar: quizás sobra el se levantó, ya que a la fuerza lo tenía que hacer si quería seguirlo. Pero no, no está demás. Porque cuantas veces queremos seguir a Jesús sin levantarnos de nuestra propia comodidad y sin movernos de nuestras seguridades. Queremos nadar y guardar la ropa… Y esto no es posible. Para seguir a Jesús no bastan los buenos deseos ni los buenos propósitos. Hay que levantarse de verdad, levantarse de una vez.
3. Levantarse es romper con lo que nos ata a este mundo y nos impide ser libres para Dios y para los demás. Levantarse es vencerse a uno mismo con la mirada puesta en Jesús que es el que me concede la fuerza para la victoria. Levantarse es imitar la prontitud y la determinada determinación de San Mateo, de los demás apóstoles; de María y de todos los santos. Levantarse es decir sí a Dios con todo nuestro corazón y nuestra carne. Con todo nuestro ser.
