800 años se cumple este año de la invención del ‘Belén’, el pesebre el cual que nace del corazón y gran amor de san Francisco de Asís que quiso ver con sus propios ojos las dificultades que afrontaron la Virgen María y san José durante el nacimiento del Niño Jesús. El santo quiso representar la escena del texto bíblico en una cueva de la ciudad de Greccio, Italia, en 1223. El custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, reflexionó sobre el significado y el valor del pesebre.
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Suscríbase al boletín de VenL«La Navidad en Greccio es una celebración muy especial porque es una celebración a través de la cual san Francisco nos ayuda a comprender por un lado el valor de la Eucaristía y por el otro el valor de la Encarnación, uniéndolos. Porque lo que Francisco celebra en Greccio es la Eucaristía, celebrada en un contexto que representa el escenario de Belén. Así, san Francisco se pone en contacto con este amigo suyo de Greccio que se llama Giovanni. Pide un permiso especial al Papa para poder celebrar no en una iglesia, sino en un establo, en un ambiente no litúrgico y de hecho recrea la escena de Belén», aseguró.
Precisó la importancia de la Navidad en Greccio. «Francisco, que había sido peregrino en Tierra Santa entre 1219 y 1220, probablemente tuvo la oportunidad de ver la gruta de Belén y quizás incluso participar en la celebración. Y tuvo esta intuición: el Hijo de Dios que se encarnó en Belén, nacido de María, es el mismo que se hace pequeño y se ofrece a nosotros diariamente a través de la Eucaristía y así alimenta nuestra vida. Esta escena, esta forma de celebrar la Eucaristía por parte de San Francisco se convirtió en el imaginario colectivo en la celebración del belén de Greccio. Pero belén es una palabra que simplemente significa pesebre… Que Francisco celebre la Eucaristía en el pesebre es para hacer comprender este vínculo entre encarnación y Eucaristía», sostuvo Patton.
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