Los santuarios de la Custodia de Tierra Santa intensificaron sus actividades de oración que se realizan a diario para implorar al Señor paz y armonía. Uno de ellos que permanece abierto es el santuario de la Anunciación del Ángel a la Virgen María, en Nazaret, Galilea. La comunidad franciscana y los cristianos locales perseveran en la oración, aún con un número reducido de visitantes y peregrinos, a los que se les aconsejó quedarse en sus hoteles y regresar a su país.
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«En este momento nos enfrentamos a una situación nueva, algo difícil para quienes vienen aquí, los peregrinos, pero también para la población local y los cristianos. Pese a todo, al principio los peregrinos se marcharon mientras que otros esperan su salida. Pero vienen a orar y visitar el santuario. Vimos grupos de diferentes países venir y orar. Todos están preocupados por la situación, pero la oración nos ayuda a afrontar esta dificultad de la vida», precisó fray Wojciech Boloz, guardián de la basílica de la Anunciación.
Reflexionó que como frailes menores fueron a Tierra Santa «con un mensaje de san Francisco, su lema, que él siempre repetía: ¡Paz y bien!». «Por eso vinimos aquí para dar testimonio de la paz. En su sencilla oración, san Francisco nos invita a convertirnos en instrumentos de paz y sobre todo a orar al Señor, que es Señor del mundo entero y Señor de la paz», explicó fray Wojciech, al destacar que testimonian y garantizan con su presencia el anuncio de la paz y la reconciliación.
«Para nosotros este es el momento de pedirle al Señor el pan de la paz porque él es el Señor de la paz. Él es quien puede cambiar los corazones y las mentes de las personas y desviar sus pensamientos de la violencia y el odio y conducirlos hacia la paz. En este lugar donde el Verbo se hizo carne, Jesús se humilló, tomando carne humana y haciéndose uno de nosotros para traer la paz, especialmente la paz en el corazón, para que se extendiera por el mundo. Esperemos que actúe lo antes posible», imploró Boloz.
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