SALE EL SEMBRADOR CADA DÍA.
Por Mario Ortega.
Mt 13,1-9. Cayó en tierra buena y dio grano. Miércoles semana XVI del TO.
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas:
-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga».
Sale el sembrador cada día
- La Iglesia nos regala en la liturgia de la Palabra de hoy la Parábola del sembrador. La siembra de dicha Palabra, que puede caer al borde del camino, en terreno pedregoso, entre zarzas o —como es de esperar— en la tierra buena del corazón que la acoge generosamente.
- Pero quedémonos con la primera frase de la parábola: Salió el sembrador a sembrar. El sembrador es Dios y sale todos los días a sembrar su semilla en nuestra alma. Todos los días, Dios nos da su gracia en forma de salud, de familia, de ganas de vivir y darse a los demás… Su gracia que es la fe, la esperanza la caridad, todas las demás virtudes humanas que quedan sostenidas y fortalecidas por esta semilla diaria de Dios Sembrador.
- Salió el Sembrador a sembrar, cada día. Es la respuesta de Dios a nuestra petición danos hoy nuestro pan de cada día. La semilla diaria de su gracia da sentido, valor y fuerza al día que amanece para mi alma, que yo debo procurar únicamente que sea la tierra buena que la acoge para que al final del día pueda ver el ciento, el sesenta o el treinta del fruto que ha ido produciendo.
SALE EL SEMBRADOR CADA DÍA.
