Los sacerdotes y las religiosas son un objetivo de los islamistas en Burkina Faso, 8 meses después del primer golpe de Estado en el país, tal como denunció el padre Alain Tougma, superior en África de los Hermanos Misioneros del Campo, en una visita a la sede internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, cuya comunidad fue expulsada hace unos meses de la localidad de Pama. La ciudad, en la diócesis de Fada N’Gourma, se encuentra bloqueada por los yihadistas desde marzo pasado.
Colabore con Verdad en Libertad
«Todavía no sabemos qué hará el capitán Traoré, pero, mientras esperamos, el terrorismo no hace más que avanzar. Nos dieron un ultimátum de 10 días para abandonar la ciudad. Como los sacerdotes y las religiosas son uno de los objetivos preferentes de los terroristas, nuestro obispo nos indicó que nos fuéramos», explicó el presbítero, quien desde entonces permanece junto a sus hermanos en Uagadugú, la capital, donde dirigen un centro de formación. «No sabemos cómo llamarlos, terroristas o yihadistas», indicó el padre Pierre Rouamba, superior general de la orden, también presente durante la visita.
Los yihadistas, que controlan la mitad del país, van con la voluntad de convertir a personas al islam, puesto que en los alrededores de Pama, los islamistas obligan a los varones a ir a la mezquita para asistir a las predicaciones e imponen normas de vestimenta —uso del velo, largo de los pantalones, etc.—. En algunos pueblos, permiten el culto católico pero exigen que hombres y mujeres se sienten en bancos separados. A finales de junio, las cifras oficiales indicaban que los islamistas ocupaban el 40% del territorio de Burkina, donde sacerdotes y religiosas son un objetivo para los yihadistas.
«Hoy, probablemente es más», sostuvo el padre Pierre, quien explica que su comunidad, que también estaba presente en Ouahigouya, en la frontera con Malí, fue atacada en febrero pasado. «Saquearon todo y lo quemaron todo. Ya no podemos regresar allí. Al seminario menor también le prendieron fuego», aseveró el presbítero, que aseguró que los ataques se dirigen cada vez más contra los cristianos. Enfatizó que a veces no se conforman con quemar un edificio cristiano, sino que también destrozan las cruces, al mostrar claramente su deseo de suprimir la fe cristiana.
Puede interesarle: «Ya no es posible ir a pueblos de Burkina Faso para celebrar Eucaristía y demás sacramentos».