Kulsum, de 42 años, y Hamila, de 38 años, —nombres cambiados por seguridad—son 2 mujeres cristianas perseguidas del norte de Bangladés que fueron presionadas a abandonar su fe. Ambas participan en un proyecto en la región, donde aprenden cómo enfrentar la presión para renunciar a su en Jesús.
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El esposo de Kulsum, desde la agitación política en agosto de 2024, recibió amenazas de muerte por parte de líderes islamistas y políticos locales, lo que lo obligó a huir. Kulsum y sus 2 hijas pequeñas permanecen en casa con miedo. Los líderes amenazaron que si las niñas no renuncian a Jesús, no podrán regresar a la escuela. «No tenemos seguridad. Ni siquiera podemos salir de casa. La gente nos amenaza e insulta a mis hijas», afirmó.
«Nos amenazan con que, si no renunciamos a nuestra fe, nos matarán. Pero yo les dije: Si es necesario, pueden matarme, pero no renunciaré a Cristo», precisó. Por otro lado, Hamila tuvo que enviar a su hijo de 16 años a un refugio en Daca, la capital del país, mientras ella y su esposo huyeron a una aldea vecina debido a constantes amenazas. Ahora dependen completamente de sus familiares para comida, refugio y otras necesidades.
Explicó que parece que su vida diaria se detuvo. «Nunca imaginé tener que esconderme por mi fe en Jesús. Antes tenía una casa y todo lo necesario, pero ahora no tengo nada. Estoy completamente dependiente de otros», explicó. «No renunciaré a mi fe. Sé que, si lo hago, los musulmanes me aceptarán de nuevo y podré regresar a casa libremente. Pero no quiero la simpatía de aquellos que perpetraron esta violencia», enfatizó.
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