Presidente de la Pontificia Academia para la Vida pide invertir en cuidados paliativos

El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Vincenzo Paglia, reiteró que en las fases terminales de la vida, hay que priorizar el acompañamiento del enfermo, el cuidado, en su intervención en el Congreso Internacional de los Caballeros de Malta, en Roma, sobre 'Tecnología y final de la vida: la primacía del acompañamiento'.

Presidente de la Pontificia Academia para la Vida pide
Foto: YouTube Obispado de Arecibo.

El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Vincenzo Paglia, pide invertir en cuidados paliativos, durante su intervención en el Congreso Internacional de los Caballeros de Malta, en Roma, sobre ‘Tecnología y final de la vida: la primacía del acompañamiento’, en la que destacó la necesidad del diálogo entre médicos y pacientes para establecer una alianza terapéutica en que respete a la persona plenamente .

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Sostuvo que en las fases terminales de la vida, hay que priorizar el acompañamiento del enfermo, el cuidado. El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, que pide invertir en cuidados paliativos, consideró que es necesario el diálogo entre los profesionales sanitarios y el enfermo, puesto que los primeros «tienen la competencia para comprobar la idoneidad clínica del tratamiento». Paglia indicó que la persona enferma «tiene la palabra decisiva en lo que respecta a su propia salud y a las intervenciones médicas en su cuerpo». Aseguró que «será necesario proporcionar la información más completa posible, una comunicación abierta y un diálogo colaborativo tanto con el equipo de tratamiento como con los seres queridos que acompañan al paciente».

Insistió que el no a la eutanasia es claro e inapelable. Sostuvo que al hablar a favor de una ‘cultura’ de los cuidados paliativos, tras aplicar realmente la Ley 38/2010, hay que «dar un nuevo espacio a las relaciones y a la escucha de las emociones, que expresan la dimensión propiamente humana del morir». Consideró que es deber de los creyentes, de las personas de buena voluntad, «tomar hoy una posición pública contra las presiones de diversa índole que empujan a reducir al enfermo terminal a un conjunto de funciones biológicas ineficaces, a medicalizar o narcotizar; y, por otra parte, no devaluar el momento de morir, sino profundizar en su significado para cada persona y para toda la comunidad».

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