La Pascua hace renacer a las comunidades cristianas en Birmania, las cuales fueron recordadas en el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, dado que es uno de los lugares más desfigurados por la «guerra mundial por partes» que genera estragos en el mundo. Los desplazados birmanos, que perdieron empleos, bienes materiales y amistades, celebraron la Pascua entre los escombros del conflicto civil, lejos de su hogar, y a menudo escasos de alimentos y medicinas.
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Los refugiados cristianos que se encuentran en Taunggyi, capital del estado oriental de Shan, cuya situación ha dejado de ser una emergencia para convertirse en una condición permanente, generaron nuevas comunidades. Por primera vez este año, más de 2 años después del golpe de Estado que derrocó al gobierno dirigido por Aung San Suu Kyi, celebraron juntas la Pascua, mientras el caos y la violencia se extienden.
Los grupos de personas desplazadas, desarraigadas y traumatizadas, también celebraron la Pascua, dado que algunas comunidades se unieron. «No se hizo nada en particular. La cercanía entre los cristianos fue suficiente para ver florecer de nuevo las relaciones humanas», aseguraron fuentes. Según el último informe de la ONU sobre la situación humanitaria, a finales del mes pasado había más de 1.800.000 desplazados, concentrados en las zonas del noroeste del país.
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