El obispo de Comodoro Rivadavia, Joaquín Gimeno Lahoz, sus obispos auxiliares, Roberto Álvarez y Alejandro Benna, y el obispo de la prelatura de Esquel, José Slaby, indicaron que «en ningún momento» le quitaron «importancia a la peligrosidad del virus» y que prueba de ello es que «no hay nexos epidemiológicos que vinculen las celebraciones del culto católico con contagios», tras referirse al accionar del gobierno de la provincia del Chubut, a cargo de Mariano Arcioni, respecto a las medidas de prevención del coronavirus, en una carta a las comunidades frente a las inquietudes al respecto. Aclararon que «ante sus requerimientos y preguntas sobre el modo de accionar del gobierno provincial con el decreto publicado y refrendado por los municipios comprometidos» no fueron avisados «con anterioridad, ni consultados» y que no hubo «más diálogo sobre distanciamiento o aislamiento social que el generado por nosotros hace algunos meses, cuando con enorme insistencia buscamos canales que fueron resueltos con el ministro de Salud, de Gobierno y con el Secretario de Culto de la Nación».
Rechazaron la modalidad de «cercenar derechos de modo inconsulto» y consideraron que «después de meses al igual que el resto de la ciudadanía» toleraron «el avance sobre derechos resguardados por la Constitución y por tratados internacionales». «Nos parece que ya es momento para buscar otras metodologías. Cuando logramos la habilitación, el marco de referencia fue el ámbito de comercios y gastronómicos; encontramos allí la analogía posible por espacios cubiertos, cercanía de personas. Si bien la comparación era objetable desde dos perspectivas: no presentaba el derecho a la expresión religiosa ni su importancia en la vida de las personas; tampoco subrayaba el hecho de ser mucho menos riesgosa porque no precisamos estar sin barbijo, no manipulamos objetos, no entra y sale gente, no estamos tanto tiempo como cenando. Al impedirnos al menos esta equiparación nos resulta inquietante que los permisos y habilitaciones tengan como única variable la incidencia económica de las mismas; nos parece que mercantiliza la vida de las personas y reduce el valor de nuestros vínculos al rédito monetario», precisaron.
Reiteraron que en ningún momento le restaron «importancia a la peligrosidad del virus». «En los meses de aislamiento lo hemos cumplido estrictamente y en los de distanciamiento hemos instrumentado con enorme rigor los protocolos», precisaron los obispos de Comodoro Rivadavia y Esquel, al reiterar que «prueba de ello es que no hay nexos epidemiológicos que vinculen las celebraciones del culto católico con contagios». «Seguimos afirmando y sosteniendo lo rigurosos que debemos ser en el cuidado y en el distanciamiento social. Si realmente el momento reviste tal gravedad como para volver a prohibir toda actividad religiosa, entonces que eso se refleje en algo coherente que trata por igual a todas las actividades. Es inadmisible y de extrema gravedad el modo arbitrario en el que aquellos que les compete la elaboración y firma de decretos se arrogan facultades claramente reñidas con el sistema que hemos elegido que nos rija y por el que muchos en nuestra patria han dejado su vida», aseveraron.