El obispo de Frederico Westphalen, Brasil, Antônio Carlos Rossi Keller, aseveró que «las autoridades pretenden culpar a la Iglesia por el aumento de casos de COVID-19», al criticar las medidas del gobierno de Rio Grande do Sul que restringieron la capacidad de las iglesias a un 10% o a un máximo de 30 personas, además de prohibir la “distribución de alimentos y bebidas”.
Rossi indicó que esta medida podría «significar la arbitrariedad de impedir la distribución de la Sagrada Eucaristía». «Las autoridades de salud pretenden culpar a la Iglesia por el aumento de casos de COVID-19 en el estado», aseveró el obispo de Brasil. Recientemente también, el arzobispo de Juiz de Fora, Gil Antônio Moreira, lamentó que las medidas establecidas por la municipalidad local para evitar contagios de coronavirus en las iglesias sean más restrictivas que las dadas a los patios de comida.
Moreira se sumó con su declaración a otros obispos que repudiaron las medidas de las autoridades de salud en el país. «Es incomprensible por qué los patios de comida puedan funcionar con 50% de su capacidad de clientes, sin restricción de horario, frente a las iglesias que son lugares mucho más seguros», indicó, al precisar que los templos “cuidan con mucho más rigor el distanciamiento, uso de mascarilla, desinfección de las manos repetidas veces en una sola celebración, las alfombras para los zapatos y la medición de temperatura».
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