El obispo de Astorga, Jesús Fernández, alertó de los peligros que supone la inteligencia artificial para la vida diaria, al precisar que incluso el chatGPT «se nos ha colado en nuestro ordenador para ofrecerse a responder a nuestras preguntas», una realidad que consideró que es una forma «revolucionaria» para adquirir el conocimiento, de modo particular entre el colectivo estudiantil.
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Sostuvo que los riesgos son varios, como el plagio de trabajos, el que seria el menos importante. «No podemos negar que nos hace la vida más cómoda, pero a costa de hacernos más amorfos e incapaces de responder a los retos que nos presenta la vida. Otra consecuencia del uso tecnológico es que, al darnos poderes de los que careceríamos sin ella, nos hace creernos semidioses, lo que nos aleja de Dios. En definitiva, la tecnología dejada a sí misma, nos deshumaniza», afirmó.
Fernández lamentó que instrumentos como el chatGPT «entorpece nuestro crecimiento personal al anular las capacidades humanas superiores: el pensamiento, la creatividad artística y literaria, la relación social y religiosa». «Asusta pensar que, algún día no muy lejano, muchas personas, sobre todo niños y jóvenes, puedan tener más amigos virtuales que reales», planteó el prelado.
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