NOS VISITARÁ EL SOL QUE NACE DE LO ALTO.
Por Mario Ortega.
Lc 1, 67-79. Nos visitará el sol que nace de lo alto. Feria mayor 24 diciembre
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en la sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
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Nos visitará el sol que nace de lo alto
- Último día de Adviento. Esta noche, la buena, la mejor. Porque ha visitado y redimido a su pueblo, porque nos visitará el sol que nace de lo alto. Bendecimos esta mañana a Dios con el Evangelio de hoy y todas las mañanas en la oración de Laudes a Dios con las palabras del Benedictus, la oración de Zacarías, padre de Juan el Bautista.
- Es como el Magníficat, una alabanza a Dios. Bendito sea el Señor, Dios de Israel que viene a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, a guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Qué hermosa alabanza a Dios en este día, pórtico de la navidad. Nuestros pasos que se encaminan al portal, para recibir la luz que ilumina nuestras tinieblas y este mundo que, como vemos cada día, es un mundo de sombra de muerte.
- Bendito sea Dios. Sí, bendito sea. Desde nuestra fragilidad, pero también y sobre todo, desde nuestra esperanza al contemplar el portal donde va a nacer Jesús, bendecimos y alabamos a Dios. Con María, con José, como los pastores…