Misioneros en Ghana ayudan a los más pobres y vulnerables a acceder a educación y salud en el país de África Occidental. El padre Auracio Eyram Tegbui, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA) desde Ghana, precisó que hacen «todo lo posible para ayudar a nuestra gente en medio de los muchos desafíos diarios, Dios nos da fuerza y valor para seguir adelante». «Nuestra parroquia de San Pedro cuenta con unos 34 destacamentos en los que servimos el padre Biro Junior, de la República Centroafricana, y yo», continúa el presbítero misionero, de origen togolés.
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«En primer lugar, tratamos de llevar a cabo nuestro ministerio celebrando la Misa todos los días con los fieles, tratando de satisfacer las necesidades de trabajo de los habitantes, que son en su mayoría agricultores. Además, debido al gran número de pueblos de los alrededores, no podemos decir misa los domingos en todos ellos, así que vamos durante la semana, visitamos a los enfermos en sus casas, rezamos con ellos, damos la comunión, escuchamos confesiones», afirmó Tegbui, que trabaja en el pueblo de Keniago, situado en la región de Ashanti, diócesis de Obuasi. Indicó que la mayoría de la población es analfabeta y no ven la necesidad de animar a sus hijos a estudiar. «Todo esto afecta al desarrollo de los pueblos en los que realizamos nuestra labor, pero intentamos ayudarles a entender el valor de la educación y a cuidar el entorno en el que viven», ratificó.
Recordó que las escuelas de Keniago fueron construidas por los primeros misioneros y ahora están a cargo del gobierno. «Nosotros, los SMA, estamos actualmente a cargo de una de las escuelas primarias, donde la mayoría de los estudiantes vienen a recibir educación gratuita, ya que la mayoría no puede pagar las cuotas. Además, como no tenemos medios de transporte, ayudamos a los enfermos a llegar a los hospitales y a menudo ocurre que las mujeres embarazadas dan a luz en nuestro coche antes de que lleguemos. Nuestro autobús escolar se convierte en el principal medio de transporte para todos, incluso para llevar los féretros al cementerio después de las misas de funeral, o para actividades comunitarias, retiros, talleres, en algunas de las estaciones periféricas», enfatizó el padre Auracio, que es uno de los misioneros en Ghana que ayudan a los más pobres.
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