Francisco presidió el jueves 5 de septiembre una Misa multitudinaria a la que asistieron 22.000 fieles en el estadio Gelora Bung Karno de Yakarta, en Indonesia, donde su 45 viaje apostólico, el más largo de su pontificado, está por finalizar para dirigirse a Papúa Nueva Guinea, su siguiente destino.
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Suscríbase al boletín de VenLEl Pontífice animó en su homilía a ser «constructores de esperanza, de esa esperanza del Evangelio que no defrauda y que nos abre a la alegría que no tiene fin». Exhortó a «vivir la Palabra recibida, para no ser oyentes superficiales que se engañan a sí mismos, para no arriesgarnos a escuchar sólo con los oídos sin que la semilla de la Palabra llegue al corazón y cambie nuestro modo de pensar, de sentir y de actuar».
«El corazón del hombre está siempre en búsqueda de una verdad que sea capaz de alimentar y saciar su deseo de felicidad. No podemos conformarnos sólo con los criterios de este mundo. En medio del aturdimiento y la vanidad de las palabras humanas, necesitamos la Palabra de Dios, la única que sirve de brújula en nuestro camino, la única que es capaz de devolvernos al significado auténtico de la vida», reflexionó.
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