MI CALIZ LO BEBERÉIS.

Por Mario Ortega.

Mt 20, 20-28. Mi cáliz lo beberéis. 25 julio. Solemnidad Apóstol Santiago

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

Él le preguntó: ¿«Qué deseas?»

Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?». 

Contestaron: «Lo somos». 

Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».

Los otros diez, que lo hablan oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos». 

Mi cáliz lo beberéis

1. El apóstol Santiago es el primero que bebió el cáliz del Señor, como el mismo Jesús se lo predijo. Es decir, fue el primero en dar testimonio supremo de su fe, como primer apóstol mártir. Su cuerpo fue trasladado hasta el lugar donde había predicado el Evangelio: nuestra España. Llevamos en nuestros genes espirituales el ADN de este apóstol impetuoso que supo poner su ímpetu al servicio de Dios y de su Iglesia.

2. Para llegar a beber el cáliz del Señor, hay que ir creciendo cada día en el amor y la confianza en nuestro Señor y Capitán, nuestro mejor amigo, nuestro hermano y redentor, Jesús. Hay que aprender con Él y siguiendo el ejemplo de nuestro apóstol patrón, a morir a nosotros mismos y a nuestros egoísmos. Y convertir así nuestra vida en servicio hacia los demás, que es lo que el Señor subrayó a los dos hermanos, Santiago y Juan, que querían los primeros puestos en el Reino de los Cielos.

3. Sí, Dios quiere darnos esos puestos, con Él. Pero para ello, tenemos que ser como Él: servidores de todos. Quien no sirve, no sirve. Quien no sirve a los demás, no sirve para el Reino de los Cielos. Quien sirve como Jesús y como su apóstol santo que tenemos como patrón, llega a beber el cáliz del Señor y a reinar con Él.

MI CALIZ LO BEBERÉIS.

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