MATEO SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ.

Por Mario Ortega.

Mc 2, 13-17. Mateo se levantó y lo siguió. Sábado semana I del TO

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:

«Sígueme».

Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»

Jesús lo oyó y les dijo:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

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Mateo se levantó y lo siguió

  1. Junto a ti, buscaré otro mar. Todos hemos cantado muchas veces la famosa canción que nos sitúa ante la llamada de Jesús a sus apóstoles pescadores. Sin embargo, el Evangelio de hoy recoge la llamada de un apóstol que no era precisamente pescador, sino recaudador. De impuestos. Siempre sentado en su mesa recaudatoria, sin otra perspectiva que la de individuos delante de él para arañarles el bolsillo.
  2. Leví, conocido después como el apóstol Mateo, es llamado por Jesús cuando el Maestro se dirigía a la orilla del mar. Aquí está el detalle clarificador del Evangelio de hoy. Mateo se levantó y siguió a Jesús hasta la orilla del mar, donde va a contemplar un horizonte inmenso, muy distinto de su cerrado mundo de la recaudación y el pecado de la avaricia. Camina con Jesús, ya no está sentado; contempla en la orilla no a individuos, sino a personas que acuden a Jesús en masa, sedientas de su Palabra. Mateo va a contemplar el horizonte inabarcable del mar y con ello, de una vida en plenitud. Una vida dedicada al Reino de Dios, a servir a los demás, a hacer el bien a otros. Ya siempre junto a Jesús.
  3. No en vano, más tarde, acude Jesús a su casa, donde Mateo da un banquete al que acuden publicanos y pecadores como había sido él. Gracias a su entrega generosa que le ha convertido en apóstol y amigo de Jesús, la salvación de Dios llega también a otros pecadores. San Mateo, y nosotros con él, pues también somos llamados a levantarnos y seguir a Jesús, puede ya decir con toda verdad: “Junto a ti, buscaré otro mar”.

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