Las asociaciones masónicas de «librepensadores» y la izquierdista Liga para la Defensa de los Derechos Humanos intentan como desde hace muchos años eliminar pesebres del espacio público en Francia. A pesar de que este año se lograron instalar unos 450 en Lucéram, los tribunales administrativos del país dictan sentencias diferentes en relación con los pesebres navideños.
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El tribunal administrativo de Montpellier rechazó 2 solicitudes de aplicación de «medidas provisionales» —retirada del pesebre de la alcaldía y sanciones por cada día de retraso—, una semana antes de Navidad de este año, presentadas por la Liga de Derechos Humanos (LDH). A su vez, en la ciudad de Beaucaire, el tribunal ordenó la retirada del pesebre del salón del ayuntamiento en un plazo de 48 horas, bajo amenaza de una multa de 1.000 euros por cada día de retraso.
El alcalde organizó un referéndum sobre este tema en su ciudad, el 22 de diciembre pasado. Los participantes votarían si estaban a favor o en contra de dejar el belén en el salón del ayuntamiento. Los habitantes de Beaucaire se movilizaron y se formaron largas colas en el local donde se celebró el referéndum. Una gran mayoría votó «a favor» de mantener el pesebre. El alcalde anunció que la guardería permanecerá en el ayuntamiento hasta el 2 de febrero y la alcaldía está dispuesta a pagar una multa de 1.000 euros por cada día que permanezca en el edificio.
Luceram tiene más de 450 pesebres que se convirtieron además en un atractivo turístico. Los masones e izquierdistas aún no llegaron hasta aquí con sus demandas. En el montaje y construcción de los pesebres participa todo el pueblo, incluidos los concejales y el alcalde. «Además de la tradición y el orgullo que sentimos de mantenerla, también es una importante fuente de ingresos procedentes del turismo. Tenemos derecho a defender nuestras raíces cristianas», aseguró el alcalde local, Michel Calmet.
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