MARIHUANA MEDICINAL: ¿MEDICINA O MEDICAMENTO? (8).
Continuación de Marihuana medicinal: ¿medicina o medicamento? (7)
Está claro que una persona, haciendo uso de su libertad, podrá elegir la sustancia que considere más confiable para calmar el sufrimiento, y no hay dudas que el paciente es responsable directo del cuidado de su salud. Además, si se concibe a la medicina tradicional como producto cultural autóctono no generalizable a la totalidad de los individuos, su licitud se ve respaldada por el principio de subsidiariedad que destaca que la sociedad no está llamada a sustituir la iniciativa individual o grupal sino a garantizar su funcionamiento. Ahora bien, sabiendo que el ethos de la medicina tradicional incluye aplicar técnicas que no representen riesgo alguno ¿qué explicación podría tener la decisión de elegir una sustancia de calidad y seguridad incierta cuyos efectos adversos, como el abuso, la adicción o la psicosis, representan una amenaza mayúscula para la integridad de la persona y de la comunidad?
Cualquier explicación no solo contradiría al ethos de la medicina tradicional sino que también prescindiría de la responsabilidad de cuidar la salud propia y ajena; entendiendo la responsabilidad como la ejecución reflexiva de actos «ponderando las consecuencias en términos de alcanzar mayores cuotas de humanización y crecimiento individual y social». El cuidado de la salud difícilmente se logre haciendo uso de una libertad desbordada; más bien se logra gracias a la libertad resguardada por la responsabilidad. Ese resguardo existe a manera de propuesta terapéutica.
Es probable que el sufrimiento generado por la falta, limitación o distorsión de la salud, más el pensar asintiendo, impidan al enfermo discernir los detalles de su libertad; más, la responsabilidad del médico tradicionalista —curandero, herbolario o chamán— para sustentar su autoridad exige el cuidado de la totalidad personal, o sea, la preservación integradamente del cuerpo, mente, espíritu y comunidad. La medicina tradicional permite que médico y paciente participen en paridad de la curación y entablen una relación moralmente deliberativa.
Otro aspecto ético a considerar es la injusticia social generada por la disminución e incluso ausencia de tratamientos convencionales cuando se usa el cannabis paliativo, especialmente de aquellos tratamientos de complejidad progresiva. A más del rol que juega la responsabilidad individual, que en el caso de la marihuana medicinal he asentado mi parecer, es menester admitir la posibilidad de convivencia de lo convencional con lo tradicional dentro de una medicina complementaria alternativa. Sin embargo, debemos recordar que la subsidiariedad, bajo la cual esta convivencia encuentra amparo, puede aplicarse siempre y cuando vaya unida a la sociabilidad: que es la obligación de la comunidad a garantizar a todos, y a cada uno, los medios para acceder a cuidados necesarios de la salud en aras de justicia social. Lamentablemente, la fitoterapia por elección individual o el acceso a cuidados de complejidad progresiva parecen ser una ilusión cuando, por ejemplo, el 80% de los habitantes del África depende exclusivamente de plantas y animales para tener apenas cuidados primarios de salud, o cuando los afro americanos pobres y enfermos de cáncer calman el dolor fumando cigarrillos de marihuana, recibiendo menos analgésicos y privándose del tratamiento oncológico por carecer de seguro de salud. Estas penosas realidades no son una elección individual sino la aplicación de un doble estándar de cuidados. La cannabioterapia expone a los enfermos de extrema vulnerabilidad —terminales y/o con enfermedades crónicas e irreversibles— a posicionarse sobre una pendiente resbaladiza que conduce a la ilicitud moral; puesto que el ethos de la medicina tradicional también involucra al respeto de los tratamientos médicos convencionales.
Finalmente, deben ser transparentados los intereses económicos toda vez que la producción de hierbas medicinales es un lucrativo negocio que deja ganancias que anualmente han llegado a superar los 60.000 millones de dólares estadounidenses, e incuestionablemente entrarán en conflicto.
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El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA en 2014.
MARIHUANA MEDICINAL: ¿MEDICINA O MEDICAMENTO? (8).