LA SEMILLA VA CRECIENDO SIN QUE EL SEMBRADOR SEPA CÓMO.
Por Mario Ortega.
Mc 4, 26-34. La semilla va creciendo sin que el sembrador sepa cómo. Viernes sem 3 TO
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
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La semilla va creciendo sin que el sembrador sepa cómo
- Jesús nos compara hoy el reino de Dios a dos realidades: la semilla sembrada que crece de noche, mientras el agricultor duerme y el grano de mostaza, la semilla más pequeña, que cuando crece, sin embargo, se convierte en la más alta de las hortalizas. Primero, la semilla sembrada crece sin que el sembrador sepa cómo. Él ha sembrado y ya la tierra, el agua y el sol hacen su trabajo. No hace falta que el sembrador esté ahí encima mirando o haciendo otra cosa más. Esto nos está enseñando la confianza que hay que tener en Dios que actúa para la salvación de nuestra alma día y noche. También de noche, cuando dormimos.
- La segunda parábola. El Reino de Dios es como el grano de mostaza. Es decir, nace y crece con las pequeñas cosas, los pequeños gestos de caridad, casi imperceptibles para el mundo, incluso para nosotros mismos. No hay que pensar que las cosas de Dios, el progreso en la santidad, sólo se realizan en las cosas que yo veo como grandes. No. El Reino de Dios es grano de mostaza, tan pequeño como la cabeza de un alfiler. Hemos de ser humildes para reconocerlo y acogerlo.
- Confianza en Dios y Humildad. Esas son las dos coordenadas que nos ofrece la Palabra de Dios hoy para que la semilla del Reino de Dios crezca en nuestra vida y en el mundo.