LA ORACIÓN EN EL CATECISMO.
Por Juan María Gallardo.
Cuatro partes tiene el Catecismo
1.- La profesión de fe ―el Credo―
2.- La celebración del misterio cristiano
―la Liturgia y los Sacramentos―
3.- La vida en Cristo ―la teología moral,
la persona, los mandamientos―
4.- La oración cristiana ―la oración en
general y el Padrenuestro―
Presentación de la oración en el Catecismo
Qué es la oración
Santa Teresa del Niño Jesús:
«Para mí, la oración es
un impulso del corazón,
una sencilla mirada
lanzada hacia el cielo,
un grito de reconocimiento
y de amor tanto desde
dentro de la prueba como
desde dentro de la alegría»
La oración como don de Dios
San Juan Damasceno
«La oración es
la elevación del alma a Dios
o la petición a Dios de
bienes convenientes».
¿Desde dónde hablamos cuando oramos?
¿Desde la altura de nuestro orgullo y de
nuestra propia voluntad, o
-desde lo más profundo (Sal 130, 14)
-de un corazón humilde y contrito?
El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14).
La humildad es la base de la oración.
Nosotros no sabemos pedir como
conviene (Rom 8, 26).
La humildad es una disposición
necesaria para recibir gratuitamente
el don de la oración:
el hombre es un mendigo de Dios
(cf San Agustín, serm 56, 6, 9).
Jn 4, 10: Si conocieras el don de Dios
La maravilla de la oración se revela
precisamente allí, junto al pozo donde
vamos a buscar nuestra agua:
allí Cristo va a nuestro encuentro…
Él es el primero en buscarnos…
Jesús tiene sed…
San Agustín, quaest. 64, 4: La
oración es el encuentro de la sed
de Dios y de sed del hombre.
Dios tiene sed de que el
hombre tenga sed de El
Nuestra oración de petición es
paradójicamente una respuesta.
Respuesta de amor a la sed
del Hijo único.
La oración como Alianza
¿De dónde viene
la oración del hombre?
Las Escrituras hablan del corazón.
―más de mil veces―.
Es el corazón el que ora.
El corazón es más profundo
de nuestro ser.
Es el lugar de la verdad…donde
elegimos entre la vida y la muerte.
Es el lugar del encuentro
Es el lugar de la Alianza.
La oración cristiana es una Alianza
entre Dios y el hombre en Cristo.
Es acción de Dios y del hombre;
brota del Espíritu Santo y de nosotros.
La oración como Comunión
La oración es la relación viva
de los hijos de Dios
con su Padre infinitamente bueno,
con su Hijo Jesucristo y
con el Espíritu Santo.
La vida de oración es estar
en presencia de Dios.
Capítulo primero:
La revelación de la oración: la llamada universal a la oración
Por la creación Dios llama a todo
ser desde la nada a la existencia.
El hombre es capaz de Dios.
Incluso después del pecado sigue
siendo imagen de su Creador.
Y conserva el deseo de Aquél que
le llama a la existencia.
Todas las religiones dan testimonio
de esta búsqueda de los hombres.
Dios es quien primero
llama al hombre.
Dios llama incansablemente a
cada persona a su encuentro.
Esta iniciativa de amor de Dios
es siempre lo primero en la oración.
La oración, en el hombre es
siempre respuesta.
Dios se revela a través de toda
la historia de la salvación.
Artículo 1: En el Antiguo Testamento
La oración está ligada con la
historia de los hombres…
es la relación con Dios en los
acontecimientos de la historia.
La creación – fuente de la oración
La oración se vive primeramente a
partir de las realidades de la creación.
Los nueve primeros capítulos del
Génesis describen la relación con Dios
-como ofrenda por Abel de los
primogénitos de su rebaño (cf Gn 4, 4),
-como invocación del nombre divino
por Enós (cf Gn 4, 26),
-como marcha con Dios (Gn 5, 24).
La ofrenda de Noé es «agradable» a Dios
que le bendice y, a través de él,
bendice a toda la creación
(cf Gn 8, 20-9, 17),
-porque su corazón es justo e íntegro;
-él también marcha con Dios (Gn 6, 9).
Dios llama siempre a los hombres a orar.
Pero, en el AT, la oración se revela sobre
todo a partir de nuestro padre Abraham.
La Promesa y la oración de la fe
Cuando Dios le llama, Abraham parte:
todo su corazón se somete y obedece.
La obediencia del corazón a Dios
que llama es esencial a la oración.
La oración de Abraham se expresa
primeramente con hechos.
Abraham intercede por el pueblo
con una audaz confianza
(cf Gn 18, 16-33).
Como última purificación de su fe,
se le pide que sacrifique a Isaac.
Así, el padre de los creyentes se hace
semejante al Padre que no perdonará
a su propio Hijo sino que lo entregará
por todos nosotros (cf Rm 8, 32).
Dios renueva su promesa a Jacob,
cabeza de las doce tribus de Israel.
Lucha una noche entera con «alguien»
misterioso que le bendice…
La tradición espiritual de la Iglesia ha
tomado de este relato el símbolo de la
oración como un combate de la fe
y una victoria de la perseverancia.
Moisés y la oración del mediador
La oración de Moisés es la figura
de la oración de intercesión.
También aquí, Dios interviene primero.
Llama a Moisés desde la zarza ardiendo.
Llama a Moisés para enviarlo…
Moisés, después de debatir, acepta.
Moisés aprende a orar:
-se humilla,
-objeta,
-y sobre todo
-pide.
Ex 33, 11: Dios hablaba con
Moisés cara a cara, como habla
un hombre con su amigo
El servidor de Dios es fiel a su misión.
Moisés «habla» con Dios
frecuentemente y
durante largo rato:
subiendo a la montaña para
escucharle e implorarle,
bajando hacia el pueblo para
transmitirle las palabras de
Dios y guiarlo.
Moisés era un hombre humilde
(Nm 12, 3).
No pide por él, sino por el pueblo.
Moisés intercede…
-durante el combate con los amalecitas,
-para obtener la curación de Myriam,
-después de la apostasía para salvar al pueblo.
Su intercesión es audaz.
LA ORACIÓN EN EL CATECISMO.