LA CONFIRMACIÓN.

Por Juan María Gallardo.

La Confirmación en la economía de la salvación

En el Antiguo Testamento,
– los profetas anunciaron
– que el Espíritu del Señor
– reposaría sobre el Mesías esperado
– para realizar su misión salvífica.

Presentación de La Confirmación

El descenso del Espíritu Santo
– sobre Jesús en su Bautismo
– fue el signo de que Él era
– el que debía venir,
– el Mesías,
– el Hijo de Dios.

En repetidas ocasiones Cristo
– prometió esta efusión del Espíritu
– promesa que realizó primero el día de Pascua y luego
-el día de Pentecostés.

Llenos del Espíritu Santo,
– los Apóstoles proclaman «las maravillas de Dios »y
– Pedro declara que esta efusión del Espíritu es el signo de los tiempos mesiánicos.

Los que creyeron en la predicación apostólica
– y se hicieron bautizar,
– recibieron a su vez el don del Espíritu Santo.

En la celebración de la Confirmación
– para mejor significar el don del Espíritu Santo,
– se añadió a la imposición de las manos
– una unción con óleo perfumado —crisma—.
– Cristiano significa ungido;
– que tiene su origen en el nombre de Cristo,
– al que Dios ungió con el Espíritu Santo.

En Oriente se llama a este sacramento
– crismación, unción con el crisma, o myron, que significa «crisma».

En Occidente el nombre de Confirmación sugiere
– que este sacramento
– confirma el Bautismo y
– robustece la gracia bautismal.

Dos tradiciones: Oriente y Occidente

En los primeros siglos
– se celebró la Confirmación junto con el Bautismo.

En Occidente,
– por el deseo de reservar al obispo el acto de conferir la plenitud al Bautismo,
– se estableció la separación temporal de ambos sacramentos.

El Oriente
– se han conservado unidos los dos sacramentos,
– de modo que la Confirmación es dada por el presbítero que bautiza.
– Este lo realiza con el myron consagrado por un obispo.

La práctica de las Iglesias de Oriente destaca más la unidad de la iniciación cristiana.

La de la Iglesia latina expresa más netamente la comunión del nuevo cristiano con su obispo.

Los signos y el rito de la Confirmación

La unción,
– en el simbolismo bíblico y antiguo, posee numerosas significaciones:
– el aceite es signo de abundancia y de alegría;
– purifica —unción antes y después del baño— y
– da agilidad —la unción de los atletas y de los luchadores—; es signo
– de curación, pues suaviza las contusiones y las heridas y
– el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.

Todas estas significaciones de la unción con aceite se encuentran en la vida sacramental.

La unción antes del Bautismo
con el óleo de los catecúmenos significa
– purificación y
– fortaleza;
la unción de los enfermos expresa
– curación y
– consuelo.

La unción del santo crisma
después del Bautismo,
– en la Confirmación y
– en la Ordenación,
– es el signo de una consagración.

Por la Confirmación,
los ungidos,
– participan más plenamente en la misión de Jesucristo y
– en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee,
– a fin de que toda su vida desprenda «el buen olor de Cristo».

Por medio de esta unción, el confirmando recibe «la marca», el sello del Espíritu Santo.

El sello es el símbolo de la persona, signo de su autoridad, de su propiedad sobre un objeto —por eso se marcaba a los soldados con el sello de su jefe y a los esclavos con el de su señor— autentifica un acto jurídico o un documento.

Cristo mismo se declara marcado con el sello de su Padre.

Este sello del Espíritu Santo,
– marca la pertenencia total a Cristo,
– la puesta a su servicio para siempre, y
– también la promesa de la protección divina.

Los efectos de la Confirmación

El efecto del sacramento es
– la efusión especial del Espíritu Santo,
– como fue concedida a los Apóstoles
– el día de Pentecostés.

La Confirmación confiere
– crecimiento y profundidad a la gracia bautismal:
– introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir «Abbá, Padre»;
– une más firmemente a Cristo;
– aumenta los dones del Espíritu Santo;
– hace más perfecto el vínculo con la Iglesia;
– concede una fuerza especial del Espíritu Santo
– para difundir y defender la fe
– mediante la palabra y las obras
– como verdaderos testigos de Cristo,
– para confesar valientemente el nombre de Cristo y
– para no sentir jamás vergüenza de la cruz

Escribió san Ambrosio: «Recuerda, pues, que has recibido el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu».

La Confirmación sólo se da una vez. La Confirmación imprime el «carácter».

El «carácter»
– perfecciona el sacerdocio común de los fieles,
– recibido en el Bautismo.

Foto principal: Iglesia Católica Montevideo.

LA CONFIRMACIÓN.

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