Juanjo Romero sobre cristianofobia en España
Década de los 30
México, España y casi toda América Latina comparten la misma historia. En este caso, México y España comparten esa persecución religiosa de principios de siglo y que está en el fondo todavía, creo yo, del modo de vivir la religión en España. Para bien. Hubo una persecución brutal. 3 obispos fueron asesinados. Desde hace unos años para acá, tenemos beatificaciones de religiosos, de laicos. Una mano nos está sosteniendo.
Hoy
Quería empezar esta reflexión sobre la cristianofobia en España con noticias de la portada de hoy de InfoCatólica. Una está primera y la otra un poquito más abajo. «La Junta de Andalucía prohíbe a un colegio público participar en una celebración de Semana Santa«. Y otra: «Okupas interrumpen la misa en la Catedral de Bilbao al lanzar dos bengalas«. Puede darnos la sensación de que estamos volviendo a principios del siglo pasado. En parte volvemos a la cuestión anterior. Es la naturaleza propia del cristiano el estar así.
Mayoría católica con poca presencia en la sociedad
Política
Quería empezar con un breve reproche a nosotros mismos. Porque, al menos en España y en muchas de las naciones de las que se están conectando, se vive en un estado democrático, con todas las imperfecciones que se quieran, pero a los gobernantes los eligen los ciudadanos. México es el segundo país con más católicos del mundo. España es el octavo. El porcentaje de población española que se declara católico es muy grande, cerca del 75 %, y no se nota.
Sí, cristianofobia hay y últimamente muy agresiva. Un laicismo beligerante que parece trasnochado, del siglo XVIII. Pero no quería cargar las tintas sobre entes, sobre políticos, sobre estructuras, cuando los responsables de que esas estructuras, esa política, esa cultura, no reflejen la realidad cristiana de lo que es España, somos los ciudadanos. Y a todos los niveles, desde la corrupción hasta el propio laicismo. No vienen de Marte los políticos españoles, los políticos europeos, han salido en muchos casos de colegios religiosos, de familias creyentes.
Tenemos que exigir nuestros derechos como San Pablo, a quien pusieron preso, pero exigió un juicio como ciudadano romano, exigió sus derechos de ciudadanía, y son los derechos de ciudadanía que tenemos todos los cristianos. Existe en muchos países esa distorsión entre la sociedad y la clase gobernante, con el agravante de que en muchos casos esa clase gobernante también es responsabilidad de los ciudadanos.
Cultura
Y lo mismo sucede en el ámbito cultural. Existe esa cristianofobia, esa agresión a la libertad religiosa, que no se reduce a la libertad de culto, sino al derecho que tengo a poder manifestar mi fe en público, a transmitir la alegría que tengo dentro y poder comunicar que Cristo ha resucitado. Es lo que nos dice el Papa, que nos saludemos así el domingo de Resurrección. En los países del este de Europa se saludan así: ‘Cristo ha resucitado’, ‘en verdad Cristo ha resucitado’. A mí se me puso los pelos de punta cuando lo oí gritar así en un estadio de fútbol, una banda a otra se lo decía. Deberíamos poder manifestar con esa alegría y con ese desparpajo la fe que tenemos dentro. Y en ese ámbito cultural también tenemos mucha responsabilidad.
Consumo
Y después en el ámbito del consumo, porque muchas actitudes de cristianofobia y de ataque a los católicos se nos están inoculando a través del consumo. Del consumo de medios de comunicación, del ocio, pero también del consumo ciudadano. La responsabilidad la tenemos ahí y la fuerza la tenemos ahí, la fuerza no para imponer sino la fuerza para mostrar la coherencia de cristianos en medio de todas las actividades.
En el número 206 de Laudato Si el Santo Padre remite a Benedicto XVI, que plasmaba la misma idea: «Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social. Es lo que ocurre cuando los movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos y así se vuelven efectivos para modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción». Que hagamos valer nuestra condición de «ciudadano romano», nuestra condición de cristianos para que la sociedad vea la coherencia y ese amor que tenemos en todas las actividades. Porque los palos nos vienen por todos lados, no sólo por la manifestación pública de nuestra fe.
Manifestaciones públicas de la fe
Hace poco querían volar la Cruz del Valle de los Caídos, que es una Basílica cercana a Madrid, que tiene una cruz muy grande que domina toda la sierra y que se ve desde todos lados. Es como un odio a la cruz casi de la época romana y, como decía San Pablo, es motivo de escándalo. Odio a las procesiones, y ahora viene Semana Santa. Este tipo de noticias desgraciadamente serán titulares. Serán titulares de la violencia, y no por el motivo fundamental que tienen, que es ese desprecio a las creencias y al modo de manifestar el cariño que le tenemos al Señor y a su Santísima Madre.
Creo que la cristianofobia no es noticia, desgraciadamente, porque tampoco los cristianos somos capaces de pararles los pies, de rezar por ellos. Ese ‘parar los pies’ puede sugerir violencia, pero no, todo lo contrario. Rezamos por los que persiguen, rezamos por todos esos agresores, pero no podemos permitir que se rían de nuestra Madre. Las agresiones físicas van creciendo en España.
Educación
Y los que Benedicto XVI resumía como los principios no negociables. La educación, ahora mismo en España estamos todos los padres sometidos a una brutal campaña para que no se pueda educar a nuestros hijos conforme a nuestras propias creencias, como si nuestros hijos fuesen del Estado. Ellos saben que si conseguimos transmitir ese cariño al Señor y ese cariño a los demás en nuestros hogares, no habrá quién se los quite, quieren quitárselo ellos. Estas noticias que hemos visto en los medios de comunicación, Disney o los dibujos animados, o las películas, terminan formando a nuestros hijos.
Igual que estoy hablando con fortaleza de esos medios políticos y culturales que están quitándonos la educación de nuestros hijos, hablo de la responsabilidad que tenemos como padres para educarles bien. Podemos estar quejándonos de que «¡Ay!, a mi hijo le quieren enseñar esto», y dejarlo delante del televisor. Las dos partes.
Cultura de la vida
El derecho a la vida, en general en España y en toda Europa, es un tema al menos de debate. Miramos con cierta envidia las iniciativas que hay en muchos países de América Latina. Y que se ve a la Iglesia como el último bastión que defiende la dignidad de la persona. Batida esta, podrán disponer de la dignidad de todos, al nacer o al morir, y desestructurar las familias.
Medios de comunicación católicos y concienciación contra la cristianofobia
Y quería terminar con lo que sería otra pregunta. Esto que puede parecer un panorama un poco desolador, es todo lo contrario. Tenemos la Semana Santa. Tenemos al Señor. Todo lo puedo en aquel que me conforta. Con el ejemplo, con esa capacidad que cada uno tenemos para ayudar a nuestros vecinos, nuestros compañeros. Los que somos responsables de medios de comunicación, debemos transmitir las noticias con toda la verdad pero con toda la caridad, y con un objetivo de que seamos santos, de que podamos ser fieles al Señor. Está la persecución que es propia del cristiano, pero San Pablo, que también fue perseguido, ejercía sus derechos, ejercía sus derechos de ciudadanía y tuvieron que hacerle caso.
Que consigamos que esas noticias no se queden en lamento, no se queden en una queja, sino que en la medida de lo posible muevan a la acción o muevan a la reparación. Porque ante tantos sacrilegios como hemos visto de Argentina, hace poco, muchos lectores de esas noticias me ha alegrado que su primera reacción haya sido la del desagravio, la de querer más al Señor, la de querer más a los demás. En ese sentido, los medios de comunicación católicos están cumpliendo una labor esencial, al menos en España, para poder transmitir estas noticias que de otra manera los medios generalistas tienden a ocultar.