JESÚS FUE HACIA ELLOS ANDANDO SOBRE EL MAR.

Por Mario Ortega.

Mc 6, 45-52. Jueves 9 de enero, feria de Navidad. Jesús fue hacia ellos andando sobre el mar

Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él habló enseguida con ellos y les dijo: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». Entró en la barca con ellos y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

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– Los apóstoles, embarcados y atravesando de noche el mar de Galilea, vieron cómo Jesús se dirigía hacia ellos caminando sobre el mar. Momento de susto y asombro al mismo tiempo en ellos, sin duda. Más cuando, como detalla San Marcos, Jesús hizo ademán de pasar de largo… ¿es acaso un fantasma?, pensaron ellos, y empezaron a gritar asustados. Conocían a Jesús, llevaban ya mucho tiempo con Él. Bien acostumbrados estaban a la realidad humana de Jesús, el Verbo de Dios hecho carne. Pero aún desconocían mucho del poder divino del Maestro. Que Jesús no muestra para asustar, sino para suscitar en sus discípulos mayor confianza y seguridad.

– Sí, todo lo que mueve a Jesús es el amor por sus apóstoles. Este mismo pasaje nos dice que viéndolos fatigados de remar, porque tenían el viento contrario, fue hacia ellos. Jesús se compadece siempre de nosotros, que sentimos la soledad y la tristeza de la noche y el cansancio de tantos vientos contrarios. Ante el susto de los apóstoles, Jesús reacciona con infinita ternura, diciéndoles Ánimo, soy yo, no tengáis miedo. Y finalmente, calma el viento. Todo por ellos y para ellos. Jesús usa su poder para amar, no para asustar mostrándose un Dios temible o lejano.

– Ese es Jesús. En Él podemos estar seguros y tranquilos. Nada sucede tan malo y fuerte a nuestro alrededor o dentro de nosotros, que pueda hacernos daño si lo tenemos a Él cerca, si no nos alejamos de Él por el pecado o lo cambiamos por lo poquito y vano que nos ofrece el mundo.

JESÚS FUE HACIA ELLOS ANDANDO SOBRE EL MAR.

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