La Iglesia ortodoxa de Etiopía sufre un cisma la semana pasada cuando el patriarca Abune Mathias confirmó su prohibición a que los obispos, sacerdotes y fieles de la región de Oromia usen su lengua vernácula en la liturgia. Los cristianos ortodoxos no calcedonianos representan el 40% de los 115.000.000 de habitantes de Etiopía. A finales de enero, los arzobispos y obispos disidentes crearon su propia rama de la Iglesia en Oromia, la región más poblada del país. La Iglesia Ortodoxa Etíope es parte de las que se separaron de la Iglesia tras el Concilio de Calcedonia.
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Los obispos y arzobispos disidentes de la región de Oromia exigen desde hace tiempo el uso de su lengua local en la liturgia, a lo que el patriarca Mathias, siempre se negó. El 1 de febrero pasado, los excomulgó a todos, tras reprochar además al primer ministro del país, Abiy Ahmed, haber ofrecido una forma de reconocimiento a lo que califica de «grupo ilegítimo». Esta semana, en el Consejo de Ministros, Ahmed, de etnia oromo, había invitado a ambas partes a dialogar, tras afirmar que cada parte «llevaba su propia verdad».
El patriarcado, después de que la Iglesia Ortodoxa de Etiopía sufre un cisma, aseveró que las autoridades ponen las dos ramas al mismo nivel, lo que no es aceptable. El grupo escindido decidió lanzar una protesta simbólica. Los obispos solicitaron a los creyentes que se vistan de negro durante los 3 días de ayuno de Nínive de la semana próxima para manifestar «la perseverancia en el sufrimiento». El Patriarcado también acusa al clero rebelde de ocupar ilegalmente lugares de culto. Esta rama separatista oromo empezó a enviar a sus 25 obispos a las distintas diócesis de la región.
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