El obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas, Uruguay, Milton Tróccoli, estableció nuevas normas para cremaciones con la que se reglamenta los cinerarios parroquiales en el territorio de la jurisdicción eclesiástica, que abarca 3 ciudades, tras el aumento del número de cremaciones que se realizan, y al constatar que algunas prácticas se llevaron adelante sin estar reguladas por la autoridad eclesiástica.
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«A veces las cenizas son esparcidas en distintos lugares, como parques o en el mar, la idea es ofrecer un lugar digno donde puedan reposar los seres queridos. El que desee puede visitarlos, recordarlos, y rezar por ellos», explicó el prelado, tras recordar que las cremaciones no son contrarias al sentir de la Iglesia católica, y que este decreto permite que «los restos permanezcan en un lugar digno y que sean custodiados».
Aseguró que el documento hace hincapié en el necesario respeto y veneración a los restos de los difuntos, como también al lugar donde éstos descansan. Sostuvo que, aunque la recomendación de la Iglesia es que «se conserve la piadosa costumbre de dar sepultura al cadáver de los difuntos, sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser cuando se quiera hacer por razones contrarias a la doctrina cristiana».
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